Makoke posa en biquini y se le escapa un pezón traicionero
Ignoramos si las causas del supuesto descuido hay que buscarlas en las dimensiones de sus pechos, o sin tal vez la mujer de Matamoros llevaba en ese momento una o dos tallas menos de las suyas. O si esa prenda, la parte alta de este bikini negro, apenas dos triángulos que cubrían esa parte de su cuerpo, encogieron tras un lavado con agua caliente. La cuestión es que ha ocurrido.
Fue en Marbella, la capital de la Costa del Sol, del glamour y el lugar de descanso de los nobles, los ricos jeques y las estrellas. Ahora Kiko Matamoros tiene más tiempo libre y qué mejor que disfrutarlo con la mujer de su vida en un paraíso así. Ella posaba para los fotógrafos de Diez Minutos, la revista que se apunta la gran exclusiva, con “una falda vaquera, un capazo, y un minúsculo biquini”, como reza el pie de foto de la publicación, el pie de la foto de la página 14 del semanario en donde, sí o sí, está el pezón de Makoke. Ella sonríe como si tal cosa, pasa su brazo derecho por la espalda de su marido y, tal vez sin saberlo, muestra su pezón izquierdo. A decir verdad, solo una parte, quizás un 25 ó 40 por ciento. Pero hay pezón, aureola al menos. Menos mal que esto no es América y Makoke no es Janet Jackson, pero no olvidemos el escándalo que siguió a aquel pezón de la hermana de Michael Jackson, cuando Justin Timberlake descubrió uno de sus pechos ante el mundo entero en la final de la Superbowl de 2004.
El Makoke’s Gate no tendría mayor importancia si no se tratara de una pose, nada de un robado, una pose en la que, aparentemente, ella ignora que está mostrando al mundo esa parte de su anatomía, que suele taparse o enseñarse con todas las de la ley. No está haciendo topless, no se está cambiando la parte de arriba y un fotógrafo escondido la sorprende. Simplemente, Makoke presume de su espléndida figura a sus 48 años, ajena a que está mostrándolo, y se sale una parte.
Kiko, por lo que le toca, está feliz y sonríe tanto como su señora. Ha dejado Sálvame después de ocho años y ahora descansa alejado de Belén Esteban, Mila Ximénez, Jorge Javier Vázquez y compañía. Las intenciones laborales del matrimonio pasan por juntarse “televisivamente”, aunque ya le dijeron a Jesús Mariñas que “dependerá de las condiciones y circunstancias”. El caché habría sido lo menos importante si, como se dijo, Makoke hubiera heredado 20 millones y múltiples propiedades inmobiliarias de una tía, pero por desgracia no es cierto: “Son inventos, no hay nada de eso. Si fuera así, aquí íbamos a estar”, dijo Makoke en el estreno de Billy Elliot hace unos días.