Morir por España: Defensa heroica de la plaza de San Fernando de Apure durante las guerras de emancipación americanas por la que se concedieron 6 laureadas de San Fernando
En los postreros años de las guerras de emancipación de las colonias españolas en América ocurrieron grandes hechos de armas, no suficientemente conocidos, que dieron lugar a resistencias heroicas de los últimos soldados realistas. Entre las más conocidas se encuentran:
- La defensa del castillo de San Juan de Ulúa, en Veracruz, Méjico, donde los brigadieres Francisco Lamaur y José Coppinger estuvieron sitiados durante cuatro años y medio hasta su rendición, el 18 de noviembre de 1825, cuando quedaban poco más de 260 defensores, más de la mitad enfermos. De las dificultades de la defensa, y de los hechos heroicos allí llevados a cabo, dan buenas razones las 165 Cruces Laureadas de San Fernando concedidas a sus defensores.
- Defensa de la isla de Chiloé durante un año después de la derrota de Ayacucho. El brigadier Antonio de Quintanilla consiguió mantener la isla bajo soberanía española hasta su rendición el 18 de enero de 1826.
- La defensa de la plaza del Callao en Perú. El general José Ramón Rodil, no aceptando las consecuencias de la derrota de las tropas realistas en Ayacucho, siguió defendiendo la fortaleza del Callao durante más de un año, hasta su honrosa rendición a las fuerzas de Bolívar, el 23 de enero de 1826, siendo el último ejército regular español combatiente en Sudamérica.
- La defensa de Angostura, en la Guayana venezolana. El ejército español expedicionario a Tierra Firme, al mando del brigadier Miguel de la Torre y Pando, resistió un sitio de 4 meses al ejército rebelde mandado por Bolívar hasta la evacuación de la ciudad el 17 de julio de 1817, una vez acabadas las municiones y todo aquello que fuese comestible.
- La defensa de Puerto Cabello, en el Caribe venezolano. El brigadier Sebastián de la Calzada fue el último defensor de la bandera real en el Virreinato de Nueva Granada, manteniendo, junto al coronel Manuel de la Carrera, la defensa de la ciudad y del castillo de San Felipe hasta el 10 de noviembre de 1823.
A todas estas heroicas acciones del ejército realista durante las guerras de emancipación, añadimos la defensa de la ciudad de San Fernando de Apure desde el 26 de febrero al 7 de marzo de 1818, operación donde se concedieron Cruces Laureadas de San Fernando a todos sus oficiales defensores y que a continuación relataremos.
San Fernando de Apure es una ciudad capital del Estado de Apure en Los Llanos Venezolanos. Fue fundada el 28 de febrero de 1788 por el capitán Fernando Miyares y González con el nombre de Villa de San Fernando del Paso Real de Apure.
Con el fin de proceder a la recuperación de las zonas de las colonias perdidas por los ejércitos reales durante los años de la Guerra de la Independencia, el gobierno de Pedro Cevallos preparó la Expedición Pacificadora que, al mando del general Pablo Morillo y Morillo, se proponía devolver a la soberanía del rey Fernando VII los territorios perdidos en manos de los insurgentes. Inicialmente el destino de la Expedición era el Rio de la Plata, pero consideraciones posteriores decidieron que su destino fuera Costa Firme, la antigua Capitanía de Venezuela, en el virreinato de Nueva Granada, donde los rebeldes, mandados por Bolívar, habían sido derrotados por Boves y Morales y era una buena base para recuperar Cartagena de Indias y atacar a los insurrectos de Nueva Granada.
La Expedición Pacificadora arribó a las costas venezolanas en abril de 1815, con la llegada de Morillo como Gobernador y Capitán General de Venezuela se produjo la reorganización del Ejercito Real del virreinato.
La guarnición de la plaza de San Fernando de Apure estaba formada por unos 650 hombres del Regimiento de Caballería Numancia al mando del capitán José María Quero, encontrándose entre los oficiales a sus órdenes los capitanes Trinidad Frías, Ramón de Jesús Calvo, José María Chamorro y el teniente Francisco Aragón, todos ellos del Regimiento de Caballería Numancia, además del capitán de Milicias Urbanas Francisco López Guijarro.
En 1818, durante la campaña militar de Apure por la cual el ejército real buscaba destruir las bases de los insurrectos en la región, la ciudad de San Fernando fue atacada por las tropas de Bolívar y de José Antonio Páez, el día 26 de febrero de 1818.
Sitiada por tierra y por agua, atacada por todas partes, incomunicados con el resto del ejército, abandonados a sus propias fuerzas, siguieron luchando hasta agotar todas las subsistencias. Acabadas las municiones de artillería, con el comandante herido de dos balazos, inmunes a las amenazas y ofertas de los atacantes, intentaron una salida a la desesperada el día 7 de marzo cuando solo disponían de sesenta cartuchos de fusil por soldado.
Salieron de noche, después de dejar inutilizados los cañones, al amparo de la oscuridad. Lograron salir de la ciudad, pero fueron traicionados por los guías locales quienes informaron a Páez. Atacados al día siguiente cuando se encontraban a unos 20 kilómetros de la ciudad. La lucha duró todo el día y durante la misma resultaron muertos los capitanes Frías y de Jesús Calvo y el capitán Quero recibió una tercera herida.
Después de rechazar múltiples asaltos, los que no pudieron huir fueron hechos prisioneros. Entre estos últimos se encontraban los capitanes Chamorro y López Guijarro. Ambos fueron torturados y asesinados al no aceptar las promesas hechas por Páez para que desertaran.
El capitán Quero no fue localizado y quedo en paradero desconocido.
Por sus acciones el Rey concedió a Quero el empleo de teniente coronel de caballería y la Cruz Laureada de San Fernando. Así mismo, se concedió sendas Cruces Laureadas de San Fernando a los capitanes José Chamorro y al capitán de Milicias Urbanas Francisco López Guijarro, este último fue, además, ascendido a título póstumo a capitán de infantería.
José María Chamorro era un veterano de la Guerra de la Independencia que había llegado a América con la expedición del general Morillo de 1815.
Todos los oficiales que se hallaron en la defensa de San Fernando de Apure fueron condecorados con la Cruz Laureada de San Fernando y ascendidos el grado inmediato superior. En el caso de haber fallecido, los sueldos que les correspondiesen serían disfrutados por sus familiares.
Para saber más:
- Memorial de Infantería n.º 66
- Pablo Morillo, un marino en el E. de Tierra. Manual Moreno Alonso
- Acciones de Guerra en Venezuela durante su Independencia. Vicente Dávila
- Memoria de un oficial del Ejército Español. Capitán Rafael Sevilla.
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, economista e historiador