La locura educativa de las diez y siete ¿taifas? españolas actuales y el problema catalán. Un artículo de El Cabo Possuelo
El año 1031 se produjo la fitna, la desintegración del califato en veinticinco (o veintiséis) pequeños reinos (los famosos reinos de taifas). Cuatro años después (1235) Sancho III de Navarra dividió el territorio entre sus tres hijos. Exactamente lo mismo, y en la misma fecha, hizo Ramón Berenguer I de Barcelona. Existían, además, ocho condados catalanes que se consideraban soberanos. Más el reino de León. Total: una España dividida en cuarenta autonomías donde cada una hacía lo que le daba la gana.
Ahora parece que estamos en una situación similar o vamos hacia ella. Según dice la prensa en estos momentos cada régulo autonómico ha dispuesto que su territorio sea único y que los estudiantes que en él viven lo estudien aisladamente e ignoren a los demás. La España de hoy está integrada por diez y siete regiones autonómicas ¿o taifas? De ahí, y de la afición de los caciquillos regionales a la singularidad, que -por ejemplo- para una misma asignatura de Primaria (Ciencias Sociales de 4º curso) haya hasta veinticinco ediciones diferentes. Los niños de la tierra natal de mi familia paterna podrán saber dónde está la Rambla de la Jauca y los de la familia materna por donde pasa el río Cuerpo de Hombre, pero puede que no sepan que tierras riega el Tajo.
A ello hay que unirle lo de las lenguas cooficiales en algunas autonomías, que está consiguiente que muchos de sus alumnos salgan semi-analfabetos en las dos.
La locura que de que haya un sistema educativo diferente en cada autonomía puede obedecer, además de a la vanidad e ignorancia de cada caciquillo, a lo que un tal Adolfo Hitler preconizaba: demos a los pueblos sometidos la oportunidad de ser analfabetos, así serán más dóciles y manejables.
Según las ideas del tal Hitler puede que la locura educativa la practiquen las burguesías con entusiasmo porque para ellas puede ser lo conveniente, pero que la apoyen y aplaudan los partidos que se llaman socialistas no tiene ningún sentido, al menos desde el punto de vista histórico. (En sus comienzos el PSOE abogaba por la mejor formación para todos en las casas del pueblo como una manera de alcanzar mayores cotas de libertad. Hoy parece que tal partido no practica más que la palabrería y el revanchismo contra quienes no tienen su ideología).
En resumen: el sistema educativo español es desastroso (¿cuántos alumnos acaban la escolaridad obligatoria sin ninguna titulación?). Mas, desgraciadamente no parece tener remedio: cada ley de educación, cada ministro, cada consejero de la cosa más que educar lo que pretende es adoctrinar.
El Cabo Possuelo