El separatismo catalán entre la locura del FC Barcelona y la cordura del Real Club Deportivo Español
Como era de esperar, la fiebre del independentismo catalán también llegó al fútbol. Tenía que ser así. Sobre todo porque el Barcelona se autodefine más que un club y siempre vive al borde del área de penalti política. Algo muy extraño cuando, en la dictadura, vivía en constante genuflexión con el General Franco.
Pero el Barcelona actual no tiene memoria y vive en esa locura separatista que todo lo quiere inundar, despreciando a una masa inmensa de aficionados al equipo blaugrana.
Tan es así que el Presidente del Barcelona Josep María Bartomeu se ha sumado al dislate que viven los políticos independentistas, publicando una nota oficial hablando del compromiso histórico del Barça, la defensa de la nación, no dice catalana pero se adivina, libertad de expresión, de autodeterminación y todas esas lindezas a que nos tienen acostumbrados los independentistas catalanes que, con el mayor descaro de que son capaces, se dedican a intimidar a todo lo que se mueve para llevarlo a su causa.
Cosa que han hecho con el Espanyol, el otro equipo de la Ciudad Condal, que hizo pública una nota en la que aboga de separar deporte, en este caso fútbol, de la política. Solo ha faltado que le echen los perros.
El Espanyol juega en territorio hostil desde hace tiempo. No es un equipo de futbol catalanista. Si alguna vez, en el transcurso de un partido de fútbol las cámaras de TV enfocan el palco presidencial, no se ven paniaguados, pelotas ni lameculos.
Los periquitos ahí están… y lo llevan con dignidad y la cabeza bien alta.
José Antonio Rosa