A modo de crónica de la presentación de la candidatura de Enrique Ruiz Escudero a la presidencia del PP con mucho estómago agradecido y pocas y deslavazadas ideas nuevas
No estuve en la presentación de la candidatura de Enrique Ruiz Escudero y mira que me hubiera gustado ir pero no pudo ser. Como mortal, no tengo el don de la ubicuidad y tuve que elegir. Así que no puedo hacer una crónica en el sentido literario del término sino algo parecido a modo de… Ustedes me perdonarán… En cualquier caso, me pasaron tanta información que podía escribirla como si fuese una crónica presencial…
La verdad es que, cuando decidí no ir, en mí estaban influyendo varias cosas. Por ejemplo, que no iba a ser bien recibido. La familia Ruiz Escudero no me tiene entre sus amigos más cercanos. Ellos entienden la crítica política de manera distinta a la mía y no creo que les gustase mi presencia. Puf, que violencia espiritual hubiese creado…
Tampoco se me iba a echar mucho de menos porque estaba seguro de que iba a haber un lleno absoluto (luego no fue tanto). Suele pasar. “Al olor de las sardinas, el gato ha resucitado, tranlarán”, decía una vieja canción infantil de mis tiempos de niñez y la presentación de Enrique olía a buena “sardinada” y allí estuvo gente con hambre política y salarial. La presidenta Paloma Adrados, la alcaldesa Susana Pérez Quislant, el primer teniente de alcalde Félix Alba, la tercera teniente de alcalde Juana Beatriz Pérez, concejales diversos y un buen número de asesores. Todos con la pituitaria fina y la veleta económica bien orientada.
Y mucha, mucha gente más… La diputada Isabel González, Pilar Liébana y un sinfín de personalidades como el Secretario general del PP de Alcobendas, concejales de otros ayuntamientos , personas de la Comunidad y, señoras y señores, la alcaldesa de Valdemorillo, que debe pasar “hambre” en su ciudad porque si no, no se explica tan largo viaje.
Tampoco merecía la pena ir porque Enrique Ruiz Escudero no es hombre de grandes ideas… Y menos de nuevas ideas. Lo suyo es más bien marear la perdiz y moverse en conceptos que, al menos a mí, me parecieron siempre demasiado generales. Tanto que, tras conocer los de ayer, me parecieron habérselos oído a Yolanda Estrada. O haberlos leído en su programa, pulserita de España incluida. Pero no me hagan mucho caso porque hablo por referencia.
Lo que sí dijo es que iba a abrir el partido a las personas (sic). Y debe ser algo bueno porque él lleva cinco años de Secretario General del PP en Pozuelo y tiene que saber qué personas-personas entraban pocas. No sé sabe si entraban otro tipo de seres.
También que cada afiliado que entre en la sede, que lleve sus ideas. Esto me recuerda a un viejo jefe que tuve. El tío me decía siempre: “Por cada problema que haya me traes tres soluciones que yo elegiré el mejor”
Y, desde luego, que hay que comunicar mejor. Lo que está bien. Porque en eso le pueden ayudar el surfero Tomé y la actriz Laura Pérez. De hecho, ayer ya le ayudaron.
Por supuesto, dijo eso tan genérico que hay que recuperar la ilusión. Lo que también está muy bien, aunque no explicó cómo lo iba a hacer.
Y, finalmente, que hay que estar unidos y comprometidos. Esto es un clásico político pero me parece muy bien que lo dijese. Y más en Pozuelo.
Después, como sabe poco de esta villa (Enrique sabes poco del Pozuelo real, créeme), se puso a divagar sobre política general y comunitaria… De eso que sabían casi todos los presentes.
Otra de las razones por las que decidí no ir fue porque sabía que el acto iba a durar poco. A las nueve menos cuarto jugaba el Atlético en Roma, un partido de Champions, y Enrique no iba a estar mucho tiempo hablando, sobre todo si se piensa que tras el discurso había lo que antes se llamaba un vino español (Ulecia diría lunch). Enrique siempre tuvo poderío a la hora de organizar cosas. Que no falte de nada. Y a estos que han venido, que son “gañoteritos” y les gusta el papeo, menos. En fin, que el discurso duro 30’ y el vino español otro tanto.
Lo único novedoso que dijo fue que quiere una comunicación fluida ente el partido y el Gobierno… Y ahí lo quiero yo ver… Esa comunicación entre Enrique Ruiz Escudero y Susana Pérez Quislant nos dará grandes tardes de gloria…
En fin, que decidí no ir, ea… Me equivoqué. Debería haberlo hecho… A mí me gustan los detalles y en el acto debió de haber a docenas… Ver, por ejemplo, la forzada sonrisa de Adrados (que lo odia políticamente) y la sonrisa falsa de Quislant (que no lo aguanta tampoco) por parecer agradable no debió tener precio…
El Capitán Possuelo