Presidentes del Consejo de Ministros durante el reinado de Alfonso XII: Práxedes Mateo Sagasta
Práxedes Mariano Mateo Sagasta fue nombrado por Alfonso XII, por primera vez durante su reinado, Presidente del Consejo de Ministros el 8 de febrero de 1881, su mandato duró hasta el 13 de octubre de 1883.
La práctica política habitual para el cambio en la Presidencia del Consejo se realizaba mediante la petición del Rey de formar gobierno a una personalidad determinada. El elegido tenía que ser necesariamente sancionado por las Cortes. El nuevo Presidente del Consejo tenía la capacidad para disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones en las que, con toda posibilidad dado la corrupción del sistema electoral, obtendría mayoría absoluta.
Sagasta disolvió las Cortes y convocó nuevas elecciones que se celebraron el 21 de agosto de 1881, como era de esperar el Gobierno obtuvo mayoría absoluta con 297 escaños sobre un total de 392 elegidos.
Durante su mandato, Sagasta sentó las bases de las reformas legislativas que se pondrían en práctica a lo largo de su siguiente mandato durante la Regencia de María Cristina de Habsburgo, la viuda del Rey Alfonso XII.
En el Gobierno, el Ministro de la Guerra era el general Martínez Campos. Durante su mandato se creó la Academia General Militar, en su primera etapa, en el Alcázar de Toledo.
Ante las promesas de libertad de asociación hechas por Sagasta, la FRE-AIT, que venía actuando en la clandestinidad, convocó una Conferencia Regional Extraordinaria, en febrero de 1881, en Barcelona, previa al Congreso Obrero de la misma ciudad que se celebró a finales de septiembre del mismo año. Una circular del Ministerio de la Gobernación, de fecha 17 de febrero de 1881, permitió que las asociaciones obreras salieran de la clandestinidad.
El principal acuerdo del Congreso Obrero fue la fundación de la nueva Federación de Trabajadores de la Región Española, para lo cual tuvo que suprimir la palabra internacional, una de las razones que habían motivado la prohibición de su antecesora FRE-AIT. El Congreso, al que no se dejó asistir a Pablo Iglesias, se reafirmó en el anti política y en el colectivismo anarquista.
El 17 de junio de 1882, se creó la entidad catalanista Centre Catalá en Barcelona. Se fundó a partir de las bases fijadas en el Primer Congreso Catalanista para defender los intereses morales y materiales de Cataluña. Su primer presidente fue Frederic Soler y su secretario Valentí Almirall. Se proponía ser una plataforma unitaria para unir a los catalanistas, tanto carlistas como federalistas, donde se pudieran defender los intereses de Cataluña y así expresar sus ideas con voz propia.
En septiembre de 1882, se celebró en Sevilla el II Congreso de la recién creada Federación de Trabajadores de la Región Española. La composición de la militancia de la nueva FTRE había evolucionado, la antigua FRE-AIT estaba compuesta fundamentalmente por obreros procedentes de las zonas más industrializadas, manufactureras y urbanas de España (Barcelona, Valencia, Madrid, etc.), mientras que en la que asistía al II Congreso de Sevilla estaba fuertemente influenciada por los nuevos militantes andaluces, con gran peso de las organizaciones agrarias agrupadas en la Unión de Trabajadores del Campo y orientada a organizar el proletariado campesino.
En el Congreso se enfrentaron las posiciones anarcos colectivistas y las anarcos comunistas e insurreccionales. La primera afirmaba que, para alcanzar la revolución, había que luchar con las armas de la razón, de la inteligencia y de la instrucción, por medio de la revolución científica y no por motines y asonadas. Era defendidas por los obreros catalanes, querían un movimiento sindical público que estructurase un movimiento obrero lo más masivo posible y legal. Los campesinos andaluces defendían la segunda posición, deseaban un movimiento obrero secreto y revolucionario que aplicara la propaganda por el hecho.
En el Congreso triunfaron las tesis moderadas anarcos colectivistas y legalistas, las defendidas por los obreros catalanes. Los perdedores del Congreso crearon en Andalucía una nueva federación, bajo el nombre de los Desheredados, que seguían defendiendo el secretismo y la violencia, aplicando la propaganda por el hecho.
Por otra parte, las autoridades y las clases altas no estaban por la labor de tolerar la existencia de organizaciones anarquistas que propugnaban la revolución social, así: en algunos lugares no se contrataba a afiliados, o se les obligaba a abandonar la militancia si querían ser contratados.
Las sequías de los años 1881 y 1882 dieron lugar a muy malas cosechas en Andalucía que provocaron el hambre y las revueltas sociales asociadas a tales circunstancias: asaltos a tiendas, robos e incendios, ocupaciones de fincas, manifestaciones obreras, etc. Las respuestas de las autoridades se limitaban el envío de la Guardia Civil o del Ejército para mantener el orden.
En noviembre de 1882, la Guardia Civil de Andalucía envió al Gobierno un documento donde se recogían el funcionamiento de una supuesta organización secreta, denominada “la mano Negra”, por el que se regía la sociedad clandestina que estaba detrás de todas las acciones que venían produciéndose los últimos meses en la región. Dos semanas después, el Gobierno reaccionó con cientos de detenciones. En pocas semanas los detenidos eran unos tres mil entre jornaleros y anarquistas, gran parte de ellos estaban detenidos no por pertenecer a la Mano Negra, sino por estar afiliados a la Federación de la Tierra.
Los historiadores dudan de la autenticidad de los documentos encontrados que sirvieron para la acusación y la represión de los afiliados a la Federación de la Tierra.
La prensa conservadora no puso en duda la existencia de la Mano Negra y creó una atmósfera de miedo a base de artículos sensacionalistas.
El Gobierno, que había enviado a Jerez un juez especial para investigar los hechos, identifico la Mano Negra con la FTRE con un doble propósito: frenar la creciente fuerza de la Internacional en España e imposibilitar la organización de los trabajadores del campo. La FTRE protestó indicando que no tenía ninguna relación con la Mano Negra. El ataque del Gobierno contra la FTRE ahondaron las diferencias entre el anarco sindicalismo catalán y el andaluz, dando lugar al nacimiento, en Barcelona, de grupos proclives a la propaganda por el hecho.
El resultado final fue la condena a muerte de 16 personas, a nueve de las cuales se le conmutó la condena de pena de muerte por la de prisión, las otras siete fueron ejecutadas en junio de 1884.
El 26 de julio de 1883, se publicó la Ley de Policía de Imprenta regulando el derecho a emitir ideas por medio de la imprenta, la Ley limitaba el derecho que estaba reconocido en el artículo 13 de la Constitución de 1876.
A primeros de agosto de 1883, se produjo un intento de levantamiento militar republicano focalizado en Badajoz, Santo Domingo de la Calzada y Seo de Urgel que fue un completo fracaso. El levantamiento fue uno de los tres pronunciamientos, todos ellos fracasados, que preparó la ARM (Asociación Republicana Militar) durante la Restauración: el primero fue este de que nos ocupamos; el segundo en abril de 1884, en Santa Coloma de Farnés, y el tercero, en septiembre de 1886, en Madrid organizado por el general Villacampa.
Los republicanos irredentos seguían luchando por el restablecimiento de la I República, entre los más destacados se encuentra nuestro conocido Manuel Ruiz Zorrilla, quien, desde su expulsión de España en febrero de 1875 por el Gobierno de Cánovas, dedicó su vida a la lucha contra el Estado en defensa de una opción republicana. En esta lucha encontró apoyos sólidos entre un sector del ejército agrupado alrededor de la Asociación Republicana Militar (ARM). La ARM era una asociación clandestina de militares, creada en 1880, para reinstaurar la república y de la que fue nombrado presidente el general Manuel Villacampa. Ruiz Zorrilla y la ARM, que contaba con la adhesión de 34 guarniciones militares en 1883, prepararon el levantamiento de agosto de ese año.
Las discrepancias entre lo elementos civiles y militares de la conspiración, la falta de fondos y un error de comunicación en la fijación de la fecha de inicio de la sublevación, hizo que entre los diversos grupos comprometidos se perdieran la coordinación haciendo fracasar el levantamiento antes de iniciarse.
Badajoz inició la sublevación el día 6 de agosto de acuerdo a la fecha originalmente programada, pero esta había sido retrasada por lo que la rebelión de Badajoz se quedó sola y aislada en el intento. El envío de fuerzas desde Madrid para someter a los alzados, unido a las noticias de que no se habían sublevado ningún otro acuartelamiento, hizo que al día siguiente los sublevados huyeran internándose en Portugal. Allí rindieron las armas, quedaron prisioneros de los portugueses hasta que pudieron acogerse al indulto concedido por Sagasta a finales de 1885. Éste primer intento se saldo sin víctimas.
Cuando ya se había acabado la sublevación de Badajoz, el día 8 de agosto se sublevaron dos regimientos en Santo Domingo de la Calzada. Aquí la intentona acabó el mismo día 8 con la muerte del jefe de los sublevados, llevada a cabo por uno de los suyos, y la condena a muerte de cuatro sargentos que fueron fusilados cuatro días más tarde.
El día 7, se alzaron varios regimientos y una compañía la compañía de Carabineros de guarnición en Seo de Urgel. Aunque controlaron la ciudad, no consiguieron tomar la ciudadela donde se hizo fuerte el comandante de la misma, el general Emilio López de Letona. Este obligó a huir a los sublevados, el día 10, hacia Andorra, Puigcerdá y Perpiñán donde se rindieron a la espera del indulto. El intento tampoco origino victimas y con él se acababa la primera tentativa de sublevación a favor de la República durante la Restauración.
En septiembre de 1883, el Rey realizó una visita a Austria, Alemania, Bélgica y Francia. En Alemania aceptó ser nombrado coronel honorario de un regimiento de ulanos, regimiento de caballería ligera, de guarnición en Alsacia, territorio conquistado por Alemania a Francia en guerra Franco – Prusiana de 1870 y cuya soberanía reclamaban los franceses. Este hecho fue considerado un gesto no amistoso por los franceses lo que dio lugar a un recibimiento hostil al Rey a su llegada a París en visita oficial, provocando una crisis entre ambas naciones resuelta al no darle, el Rey, importancia a los sucedido.
A lo largo de éste año la salud del Rey empezó a dar síntomas preocupantes, un catarro mal curado estaba derivando a una tuberculosis.
Sagasta gobernó hasta el 13 de octubre de 1883 cuando dimitió por los problemas que planteaban la intransigencia republicana, la agitación social y las divisiones en el seno de su propio partido. La Presidencia del Gobierno pasó a un miembro de su propio partido, José Posada Herreras.
El 27 de agosto de 1883, en Indonesia se produjo la erupción el volcán Krakatoa, erupción que hizo volar toda la isla y cuyas cenizas alcanzaron 80 Km de altura. Se considera la explosión más ruidosa de la historia de la humanidad, se oyó a 4.800 Km de distancia, y la onda explosiva se registró en todo el mundo durante los 5 días después de la explosión.
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, economista e historiador