Rafa Nadal ya era el mejor deportista español de todos los tiempos, ahora también es el tiene el corazón más grande
Grande Rafa Nadal. Como su corazón.
No es momento de dejarse llevar por las estadísticas porque hoy habla en corazón. El corazón de un muchacho con cara de niño cuando ganó su primer Roland Garros. Detrás vinieron hasta diez.
Hoy hemos visto un Nadal curtido por el sol de las pistas del mundo por donde ha paseado su tenis de nivel diez, no superable. Wawrinka, su rival de ayer no ha podido desarrollar su juego, sencillamente, porque Rafa no le ha dejado.
Si Nadal está considerado como el rey de la tiene batida, ayer en París se ha proclamado emperador.
Ha llorado después de batir a su rival en tres sets recordando los malos momentos de sus lesiones. Lo ha dicho él a pie de pista. Una pista que tuvo que conquistar a pulso hasta conseguir en estos años que el público francés le reconociera como lo que es, un campeón irrepetible.
Un público que, por cierto, sabe escuchar con respeto el himno del país del ganador de su décimo Roland Garrós.
Rafa Nadal tiene la casta de los campeones. Habla en plural porque él es él y su equipo, a los que ha recordado uno por uno al término del partido. Empezando por su tío Toni que también ha saltado a la pista para entregar un trofeo a su sobrino Rafa.
Los organizadores del torneo nos han deleitado con imágenes de los diez torneos ganados por Rafa y el despliegue de una enorme sábana con el nombre de Rafa Nadal.
Todo ha sido positivo en París.
Pero, para terminar, quiero decir que no me gustan los comentaristas que te describen lo que acabamos de ver. Pasa igual en el fútbol.
José Antonio Rosa