Ignacio Echeverría, lección de vida para recordarte eternamente
A diferencia de nuestra clase política, incluso a pesar de ella, diría yo, muchos ciudadanos fruto del ejemplo vivido y de sus propias convicciones son capaces de demostrarnos con hechos, incluso a costa de su propia vida, que no todo está perdido.
Ignacio, no dudo un segundo al ver a la mujer agredida, para salir en su defensa; no vaciló a pesar de la diferencia de enemigos y de las armas que portaban. Él solo vio una persona desvalida y necesitada de ayuda rodeada de violencia y odio y “patín “ en mano, como único recurso de apoyo, plantó cara a tres asesinos, cobardes y miserables que más tarde encontrarían su “recompensa “ celestial en forma de huríes ante los disparos policiales.
Nada podrá, nunca, consolar a su familia y amigos y solo atenuará su dolor a todos ellos el saber que desde el pasado 3 de Junio, Ignacio será eterno para todos. Puso en valor sus fundamentos de vida y obviando las consignas de las autoridades inglesas: correr (huir de la zona del incidente), esconderse y cuando se considere a salvo…llamar pidiendo ayuda, consignas que lo tendrían hoy entre nosotros y por las que nadie le podría decir nunca nada – excepto su conciencia -, Ignacio tomó partido con el débil, socorrió al necesitado y a riesgo de su propia vida, como así fue, tradujo en hechos su conducta vital.
Por una vez la respuesta institucional y ciudadana han sido unánimes en el valor a la persona y en el apoyo a su familia, con distintos actos y homenajes que nos lo recordarán para siempre y nos permitirán que perdure entre nosotros.
También hemos aprendido otra lección, frente al impresentable e inhumano trato de las autoridades de la pérfida Albión, una semana después aún no dispone su familia de su cuerpo, las mismas autoridades que no pudieron defenderlo…, su padre en una carta agradece a los dos amigos que lo acompañaban, sus desvelos por localizarlo y su entendimiento de protegerse cuando Ignacio inició su carrera en defensa de la libertad de todos.
Lección de vida de su hijo que acabó en tragedia, lección de gracia de su padre que nos muestra que aún hay esperanza porque siguen quedando en nuestra sociedad, muchos hombres buenos.
Hace muchos años el epitafio de un buen franciscano decía: “pasaste por la vida haciendo el bien“, define muy bien lo que Ignacio ha dejado y que nunca morirá, porque Ignacio seguirá con nosotros mientras lo tengamos presente. Ya sé que eso no nos lo devolverá, pero hará más llevadera su ausencia.
RIP
A. Nogueiro