Mis cafés apócrifos con gente de Pozuelo: Hoy, con una persona de confianza del PP de Pozuelo, cuya vida municipal es insufrible debido a la ambición de Quislant
Pasó algo muy curioso después de la publicación de mi café con Pepe, el afiliado del PP de Pozuelo. Otro WhatsApp extraño llegó a mi móvil. “Si quieres conocer la verdad. Llámame”.
¿La verdad? Me picó la curiosidad. Aunque reconozco que mi prima me dijo que tuviese cuidado. Que la gente es muy chismosa. Yo esperaba encontrarme con la voz atractiva de un hombre al otro lado del teléfono. Esperaba o soñé una voz que envolviera en un sueño de aventuras. Un sueño que me hiciese olvidar toda la mediocridad de la política de mi pueblo.
Cerré incluso los ojos mientras sonaba la llamada. Y de repente. Su voz. Y volví a esa cruda realidad.
Y fuimos a la Cruz Blanca. “Llevaré una bandera de España en la muñeca”. Yo casi me muero de risa. Se la veo a casi todos los peperos. Pero acepté. Luego me contó que se la pone a veces y otras veces no. “Depende, Sira”.
Me pidió ocultar su género y lo voy a respetar. Tiene miedo. Y yo entiendo a esta persona. Y conmigo no podrá la Alcaldesa forastera volver a cesar a nadie por “sospechas” de colaborar con el enemigo. Risas.
Esta persona es un cargo de confianza que trabaja para el Grupo. Su cara, difusa, me transmitía miedo. Pánico. Pero sus ojos me transmitieron bondad. Le creí.
La vida municipal es insoportable con una mujer mediocre, sin cultura, sin proyectos y con demasiadas aspiraciones personales y políticas. “Es faltona”, me dijo. Faltona hasta límites insospechados. Y me contó lo de aquella jefa de gabinete. Ana Isabel Martín. Yo me quedé boquiabierta pues me habían “chivado” cositas, pero esas cosas, no.
Que la señora Pérez Quislant era faltona, lo sabía. Irrespetuosa, también. Que mi pueblo le importaba entre menos y nada. Por eso no la soporto. Pero que, además, le encanta faltar a todos los que están por debajo y demostrar su superioridad. Ha sido algo que no esperaba que me contaran con tanta crudeza.
Luis me dijo después que en los sueños se suaviza todo. “Imagínate Sira cómo será la realidad”.
Y volviendo a esta persona de confianza. “Está obsesionada con las elecciones de la sede local. Sólo trabajamos para ella”. Me contó esta pobre y angustiada persona que ha exigido “afiliar” a todo el que sea para que voten su nombre. Vengan de donde vengan. Le da igual. Y tiene una lista. Con el nombre que cada uno ha aportado a la causa. “Estamos todos asustados, Sira”.
Yo le invité a hablar con algún concejal. Con Paloma Adrados. Con el PP. “Estás loca. Aquí todos van a la suya. Y Madrid. Génova no quiere saber nada de Susana. Están haciendo lo posible porque no gane las elecciones. Y nos están llamando… uno a uno. Y estamos asustados”
Nunca entenderé el concepto de libertad que algunos peperos defienden en Pozuelo. ¿Qué es libertad? Votar lo que te impone algún político mediocre para seguir medrando. Votar un nombre cuestionado por sus compañeros. Votar en contra de tus principios.
Esta persona casi rompe a llorar conmigo y me advierte: “Te han puesto muchos nombres”. Alguno me hizo gracia. “Ya se lo contaré a ella”. Me reí. Pero lo peor de todo es que no comprenden la inmensa mayoría cómo el PP de Madrid no quita a esta mujer. 13 son suficiente para presentarle una moción de censura. Y mi amig@. Se tapó la boca. Esta idea no es mía. Me la dio una amiga. Pero se lo dije a esta persona asustada. Todo tiene solución.
“Lo peor de esta situación es la desconfianza que hay entre nosotros”. Me confesó que ha visto llorar a alguna concejala por culpa de ella. Que ha oído decir a algún concejal que lo deja. Que no aguanta. También que hay algunos pocos que seguirán medrando porque les da igual ocho que ochenta.
Pero lo más impactante es que me informó que hay algún Director que se mantiene gracias al dedo acusador que mantiene legislatura tras legislatura y que es un dedo sucio que ya envenenó a Paloma Adrados y hoy mantiene a Susana. No hubo manera que me dijera el nombre de ese Director. Me dijo que era demasiado. Pero que las historias más sucias se han escrito gracias a sus palabras.
Y esas, me inquietaron.
“Y cuál es la verdad, amig@?” le pregunté. “Que nadie te contará la verdad, Sira”. Todos tienen miedo y todos hacen un doble juego. Hasta los más íntimos amigos harán lo contrario o lo mismo, pero no lo contarán. El peor escenario que jamás el PP pudiera haberse encontrado duerme en Pozuelo. Y hoy nadie se atreve a poner el cascabel al gato.
Un gato. Dos. Tres. Empecé a ver gatos por todos los sitios. Y en mi sueño aparecía una figura que corría detrás de uno de ellos con un cascabel en la mano. Esa figura intentaba cazarlo. Corriendo detrás de él. Al principio los otros gatos se mantuvieron al margen. Pero el gato. La gata. Bufó. Se sintió acorralada. Y volvió a bufar. Esperando que su “cohorte” se echara encima de la figura. La figura estaba de espaldas y no veía a los demás.
Empecé a sudar. Temí por la vida de la figura. Dos de los felinos se empezaron a acercar lentamente. Por la espalada. Quería avisar a la figura. “¡Cuidado, cuidado!” le gritaba yo desesperada. Pero la figura no me escuchaba.
Y de repente. Un sonido fuerte. Ensordecedor.
El despertador. Sonó con tanta fuerza que me levanté de un salto. Estaba asustada. Empapada. Desperté a Luis. “Cariño, tenemos que hacer algo”.
Sira Q.