La presunción de culpabilidad ha sustituido a la presunción de inocencia y, además, esa culpabilidad, está generalizándose. Un artículo de Luis Miguel Escudero
Estamos viendo que los casos de corrupción protagonizados por políticos han ido en aumento en estos últimos años en la Comunidad de Madrid y sobre todo en estas últimas semanas generando una polémica sobre el término presunción de inocencia, concepto sobradamente manoseado por implicados en diferentes procesos judiciales y por sus partidos políticos, es por ello que, como consecuencia de este ambiente generalizado de corrupción, se ha instalado un clima irrespirable y preocupante.
Hemos pasado de ser un ejemplo de transición modélica a convertirnos en un país con grave déficit de dialogo y respeto pues cualquier cargo electo se puede poner delante de un micrófono o afirmar en redes sociales que fulano o mengano es un ladrón y aquí no pasa nada.
De repente, la presunción de culpabilidad ha sustituido a la presunción de inocencia y siendo muy cierto que en nuestra Comunidad de Madrid hay presuntos corruptos no debemos generalizar que todos o casi todos lo son, pues generalizar es el camino más fácil y destruir el honor de una persona pública o no, es sencillísimo pero restablecerla después, a veces, resulta imposible.
Tenemos un sistema democrático y un estado de derecho que es de los más avanzados de nuestro entorno europeo. En estos más de 40 años de democracia, nos hemos puesto en un nivel muy alto en materia de derechos y libertades pero en relación a nuestra Comunidad de Madrid y siendo de una gravedad extrema todo lo que está aconteciendo en relación a la corrupción, parece que la justicia popular es la que predomina donde todos nos creemos con derecho a acusar y condenar públicamente. La consecuencia de todo ello es que tenemos dos tipos de justicia, una la que se imparte en las televisiones, medios de prensa escrita y redes sociales y la otra la de los tribunales.
La primera es rápida y todo el mundo nos creemos con derecho a impartirla siendo además irreversible y la otra la justicia que es lenta y que casi siempre llega tarde cuando el presunto corrupto o ladrón ya no es noticia.
Resumiendo todo lo anterior, la presunción de inocencia es un derecho fundamental que no debemos olvidar está recogido en el artículo 24 de la Constitución Española que nos ampara a todos y, a la vez, nos obliga a todos. En fin, un derecho que todos los ciudadanos tenemos pero que olvidamos fácilmente cuando los acusados son otros .
Por último, es muy importante que dejemos actuar a la justicia y que las interferencias políticas de un signo o de otro se queden al margen y no sentencien antes que la justicia se pronuncie.
Luis Miguel Escudero Lahuerta, Secretario Comunicación Coalición de Centro Democrático Comunidad de Madrid y vecino de Pozuelo de Alarcón