La Comisión de Normas y Reglamentos del Ayto. de Pozuelo fue otra broma de mal gusto del Gobierno Quislant o, lo que sería peor, una muestra más de su incompetencia
Ayer se celebró una esperada reunión de la Comisión de Normas y Reglamentos del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón. Y digo esperada porque en ella se iban a tratar dos temas políticos muy importantes relacionados con esta ciudad. Por un lado, se iba a rematar la disparatada Reforma del Reglamento Orgánico del Pleno (ROP) y, por otra, se iba a dar cuenta de la improvisada nueva Ordenanza de Movilidad y Tráfico del Ayuntamiento.
La última del ROP, antes de aprobarse definitivamente, y la primera de la Ordenanza de Movilidad, aunque no creo que pase de ahí.
A la reunión asistieron los siguientes concejales:
Por el Gobierno: Diego de Aristegui, como presidente de la Comisión; Félix Alba, sobre quién está cayendo la responsabilidad política de la Reforma del ROP; Paloma Tejero, porque no tenía más remedio que asistir por ser la concejala de Movilidad; Isabel Pita, porque tiene que ir a todas; Elena Méndez Leite, en el papel de convidada de piedra; Almudena Ruiz, aunque es concejala de Educación y Empleo, materias de las que el Ayuntamiento no tiene competencias y Carlos Ulecia, concejal de Fiestas y Deportes porque había que hacer bulto.
Por la Oposición: Maite Pina, Helio Cobaleda, Adolfo Moreno y Miguel Ángel Berzal.
También asistió personal funcionario auxiliar.
Fue una pena que no se televisase la reunión porque fue una tragicomedia. Para llorar y reír. Conociendo lo que pasó en tan importante Comisión no debe extrañarle a nadie que no quisieran transmitirla… Debe ser una gozada ver el escaso talento político del Gobierno en directo.
Pero vayamos por partes, como decía Jack el Destripador…
Sin ánimo de ser exhaustivo, solo daré unas pinceladas…
La Reforma del ROP fue un recurso político de la alcaldesa Quislant para trabajar menos. Ya lo hemos comentado muchas veces. Ante la falta de talento político de su equipo y las pocas ganas de trabajar que tiene, la reforma del Reglamento buscaba, fundamentalmente, tres cosas:
Alargar el tiempo entre la recepción de las mociones de la Oposición para poder prepararse mejor la defensa (manda güevos). Conseguir que el Gobierno no esté obligado a presentar tres mociones cada mes (uf qué trabajo) y que no pase nada si presenta dos, una o ninguna (lo que indica que tienen menos imaginación que un conejo de ARPO). Y, finalmente, limitar a la Oposición para que no se pase ni un pelo. A Quislant no le gustaba que presentasen una y otra vez la misma pregunta oral o escrita al Pleno, aunque el Gobierno no la contestase, y con la Reforma les obligaba a tener que esperar un año para repetir la pregunta (no se puede tener más poca lacha).
Una Reforma, en definitiva, en la que se mezclaba la estupidez con las pocas ganas de trabajar pero que, innecesariamente, abría un melón de imprevisibles consecuencias. De hecho, cuando la Oposición planteó un Pleno Extraordinario sobre el tema, Quislant se asustó y, en el siguiente Pleno, incomprensiblemente, aprobó la creación de una Comisión Especial para la Reforma en profundidad del ROP. Algo de locos. A Quislant le da lo mismo ocho que ochenta.
En la Comisión de ayer y tras rechazar todas las alegaciones presentadas, se aprobaron las dos reformas relacionadas con el tiempo y la cantidad de mociones que puede presentar el Gobierno y se rechazó la de la repetición de las preguntas. Alucinante.
Todo el revuelo que montó la alcaldesa Quislant ha quedado, políticamente, en nada. Aunque, eso sí, ha conseguido lo que quería. Más tiempo para pensar en cómo rebatir las mociones de la Oposición y legalizar la ociosidad de su Gobierno pudiendo presenta 0,1, 2 ó 3 mociones por Pleno. A partir de ahora, no tiene que verse obligada a presentar tres mociones. No nos merecemos esto, de verdad.
Sobre el debate de la Ordenanza de Movilidad y Tráfico diré poco. Nació muerta y a muerto huele. Ya se encargó de desprestigiarla la propia concejala Paloma Tejero diciendo sin pudor en la Comisión que no va a valer para nada porque se aplicará o no se aplicará. Ya se verá. Lo que ayer denuncié de la vergonzosa carta que envió a los vecinos de La Cabaña. Acojonante.
Como esta concejala es forastera y anda loca por abandonar el barco, le importa tres carajos el problema de la movilidad en Pozuelo. Además, como fue una Ordenanza que se aprobó a toda pastilla para castigar a Ciudadanos que se había adelantado con una moción y eso no era tolerable, ya ha perdido importancia. No se le pudo castigar y ya la Ordenanza no tiene objeto alguno. Qué más da… Creo que la dichosa Ordenanza tenía hasta faltas de ortografía y mucha precipitación. El mayor problema de Pozuelo dilapidado en una Ordenanza que “ya veremos” si se aplica o no.
Y el problema es que la concejala forastera habló de la patochada como una genialidad. Vete y no vuelvas nunca jamás, Paloma Tejero… Vete y no vuelvas.
A destacar, la pasividad gloriosa de Méndez Leite, la movilidad de Almudena Ruiz que estuvo haciendo ‘ulecias’ todo el tiempo (salió y entró en la Comisión a su antojo y al del teléfono móvil) y el pasotismo del propio Carlos Ulecia que estaba allí como cazado con lazo pero que aquello le importaba lo mismo que a mí el arameo.
Sin duda, otra broma de mal gusto a las que nos tiene acostumbrado este accidente político que sufre Pozuelo. O, lo más probable, una muestra más de su incompetencia política. Pagada, dicho sea de paso, y bien pagada por los contribuyentes.
El Capitán Possuelo