Glifosato: un poco de ciencia y de sentido común no le vendrían mal a muchos. En Pozuelo, también. Un artículo del Dr. Juan J. Granizo
En los años sesenta del pasado siglo estábamos a punto de ganarle la batalla a las enfermedades transmitidas por mosquitos. Un barato y eficaz insecticida, llamado DDT, fué el arma. La malaria, el dengue y la fiebre amarilla, verdaderos azotes de la Humanidad, redujeron su incidencia a un histórico mínimo de casos. Pero alguien empezó a aventar la toxicidad de este insecticida y en pocos años se prohibió su uso.
El año pasado, la malaria dejó casi 200 millones de enfermos en todo el mundo. Medio millón no sobrevivieron a la misma. Se ha tardado decenios en desarrollar alternativas eficaces al DDT pero por el camino, estas enfermedades han dejando una océano de víctimas.
Cuando veo la polémica organizada en torno al Glifosato, a veces me asalta la misma sensación que con el DDT: El Glifosato es un producto químico desarrollado en los años 50 pero hasta los años 70 no se descubrió su potencial como herbicida por la compañía Monsanto. Hoy es el herbicida más consumido a escala global.
El Glifosato inhibe la producción de aminoácidos por las plantas, afectando a una ruta metabólica exclusiva de los vegetales, lo que debería reducir su impacto en animales. Su vida media es de solo 22 días y se degrada de manera natural en productos no tóxicos. Todo ello reduce los efectos acumulativos a largo plazo, que era el mayor problema del DDT.
Tanto la Unión Europea como la Agencia de Protección Ambiental de los EEUU han concluido sendas REVISIONES (realizadas en 2003 y 2000, respectivamente) sobre el Glifosato no encontrando evidencias de efectos adversos en humanos.
Sin embargo, en 1999 se publicó un primer estudio epidemiológico que asociaba el uso del Glifosato con la aparición de un tipo de cáncer (linfoma no Hodgkin).
Desde entonces sólo unos pocos estudios han encontrado esta asociación. No son muchos y todos ellos tienen problemas metodológicos. Se trata de trabajos hechos con profesionales expuestos a un gran número de plaguicidas y resulta muy difícil relacionar una enfermedad con un producto concreto. Por otra parte, el número de casos de enfermedad detectado es tan pequeño, que los resultados pueden estar fácilmente sesgados.
Posteriormente, otros estudios con animales apuntaban en la misma dirección y sugerían, además, efectos endocrinológicos, especialmente reduciendo la fertilidad. Para complicar las cosas, se ha visto que el producto comercial de Monsalvo que contine Glifosato (Roundup) no tiene los mismos efectos que el glifosato puro, lo que sugiere que algún excipiente puede tener efectos paralelos.
Sobre estos datos, la Organización Mundial de Salud a través del IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer) clasificó al Glifosato como “probable carcinógeno para humanos” en el 2015. Se desataba así la polémica.
La clasificación del IARC no mide el riesgo, si no la calidad de la evidencia científica que apoya esa afirmación, DESENTENDIÉNDOSE de otras consideraciones. Lo que viene a decirnos este organismo es que existe “evidencia limitada” para decir que el Glifosato causa linfoma no Hodgkin y que esta evidencia es “más sólida” en animales.
Pero las consecuencias no se han hecho esperar: la Comisión Europea ha dado una prórroga al uso de este herbicida hasta el 31 de diciembre de 2017, mientras que el Parlamento Europeo autorizaba su uso profesional, con restricciones, hasta 2023. Tal y como están las cosas en la opinión pública, los dias de este herbicida creo que están contados.
Muchos organismos públicos en Europa están adoptando unilateralmente la decisión de prescindir del Glifosato, aunque la evidencia científica disponible nos dice que son necesarias dosis muy por encima de las que cabe esperar en un uso racional: por ejemplo, el efecto carcinogénico se obtendría si una persona comiera unos 18 kilos diarios de soja tratada con Glifosato durante dos años, algo absurdo. Por tanto, aunque hay datos preocupantes, el riesgo objetivo es pequeño.
Hay más: muchas de las alternativas al Glifosato son más caras y solo serán accesibles para los países más ricos. Pero lo peor, es que serán más tóxicas.
Sin duda, debemos buscar herbicidas eficaces y no tóxicos, pero la experiencia del DDT nos demuestra que lo mejor es enemigo de lo bueno.
No existe una necesidad de intervención inmediata y radical en el caso del Glifosato. Tener un poco de prudencia no vendría mal: una reducción progresiva y apoyada en la limitada evidencia disponible podría ser una buena solución.
Juan J. Granizo, Doctor en Medicina, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública
Es un tema controvertido y lamentablemente los intereses económicos empresariales son prioritarios sobre la salud mundial. No es casualidad que la empresa farmacéutica BAYER tenga todo el interés de comprar la multinacional de MONSANTO… por un lado venden “posibles efectos nocivos” y por el otro lado venden “medicina para curar dichos efectos sobre la salud”.
Sin embargo creo que el mayor mal de la humanidad es la falta de compromiso social y el poco interés que se presta a temas tan importantes como este. Tengo la sensación que a pocos le importa llevar veneno a sus mesas y compartirlo con su familia. Me da mucha tristeza la falta de interés en el “saber” y el poco compromiso con el medio ambiente.
Muchas gracias por su participación. Saludos
El glifosato es disruptor endocrino. Al igual que los BPA que ya estan prohibidos, deberia de estar prohibido. Hay mucho dinero de por medio, de otro modo no estariamos todos con glifosato en la sangre y en la orina. Raro, pues de acuerdo al articulo y a Monsanto es biodiegradable. Que hace este herbicida en nuestro cuerpo?
Muchas gracias por su participación. Saludos
Me parece irresponsable y de muy mal gusto crear un artículo que apele a la “ciencia” sin entregar una sola fuente directa de la información planteada y que apele al “sentido común” comenzando con una falacia: FALSA ANALOGÍA. Claramente un insulto a los lectores.
Muchas gracias por su participación. Saludos
Es cierto ..y un poco de “ética” a Médicos y Científicos tampoco….
Gracias por su comentario. Saludos