Contentos pero no satisfechos con el desarme simbólico de ETA. Un artículo de Miguel Pérez de los Mozos
Demócratas y pacíficos o totalitarios violentos.
Son dos sentimientos que en este momento, desarme simbólico de ETA, puede que tengamos la inmensa mayoría de las personas que queremos vivir en libertad, en paz, sin que nadie nos imponga con violencia o terror sus ideas y su forma de vida, esos son los totalitarios que con pasamontañas o con piel de cordero lo siguen intentando una y otra vez.
El supuesto desarme de ETA deja una serie de cuestiones y hechos:
- Es el triunfo de la democracia, de sus herramientas las fuerzas de orden público, de la administración de justicia y de toda la sociedad española que dio la espalda a los salvadores con metralleta y goma dos. Mienten, han perdido, los demócratas hemos ganado.
- ETA sigue mintiendo, con un lenguaje simulado dice literalmente en su comunicado “las armas y explosivos que tenía bajo su control”, ETA no ha entregado todas las armas que estaban en poder de los etarras. ¿ dónde están las armas que ETA no tiene bajo su control? .
ETA no se ha desarmado, ha entregado el material que le convenía para conseguir una pizca de veracidad, pero sigue mintiendo; las armas y materiales explosivos entregados son elementos sin uso, en ambos sentidos:
- Son armas que no se han usado y por lo tanto, es una ingenuidad el pensar que en ellas podrán intervenir peritos para intentar esclarecer los crímenes de ETA.
- Son armas de uso ineficiente, material caducado o de escasa utilidad actualmente para ETA.
- Miente ETA cuando intenta corromper la historia, apareciendo como buscadora de la paz. Desde 1977 ha tenido varias oportunidades de dejar la actividad terrorista, de disolverse, de pedir perdón por sus crímenes, … y no lo ha hecho, y lo que es peor, sigue sin hacerlo.
Contentos pero no satisfechos, los demócratas, seguimos esperanzados que pronto, todas y cada una de las personas que integramos la sociedad civil española, que formamos España, podamos pensar, decir , expresar o manifestarnos en cualquier lugar, sobre cualquier tema, sin que un totalitario violento te insulte o te zarandee.
La libertad real acaba siendo algo tan cotidiano como poder tomar una cerveza con un amigo, tranquilamente, pudiendo criticar o alabar a los tuyos o a los míos, a los de allí y a los de aquí,… ¡brindo por eso!
Miguel Pérez de los Mozos