Cassandra, querida, las víctimas de ETA se merecen un respeto y desear la muerte de otras personas indica que careces de principios y valores
Mientras en Venezuela han intentado dar un “golpe de estado” desde el poder judicial/ejecutivo contra el poder legislativo. Mientras las libertades del pueblo venezolano han vuelto a sufrir una limitación rayando casi en su anulación. Mientras el mundo contemplamos atónitos y preocupados la situación del régimen bolivariano, neocomunista y “dictatorial” de Nicolás Maduro. Mientras sucedía todo esto y los demócratas reclamaban juntos una solución a este problema. ¿Qué hacían los de Pablo Iglesias?
PODEMOS (los radicales de la izquierda más recalcitrante de nuestro país) andaban de tuit en tuit, tertulia a tertulia, entrevista tras entrevista. Defendiendo la supresión del artículo 578 del Código Penal por el que se castiga penalmente la defensa del terrorismo y la humillación a las víctimas. ¿Por qué? Porque una joven ha sido condenada por la Audiencia Nacional a un año de prisión y siete de inhabilitación por unas declaraciones en las redes sociales que muestran el “desprecio, burla y afrenta” para las víctimas de terrorismo. Y eso les parece “desfasado”.
Cassandra ha dicho: “Me han arruinado la vida”. Y los populistas bolivarianos han creado una red de defensa a ultranza a esta joven cuestionando la aplicación de este artículo y su vigencia. Y, como no puede ser de otra manera en estos perfiles sectarios e intolerantes, cuestionando la resolución judicial.
Si amigos. Porque así son ellos. Los sectarios e intolerantes. Cuando una resolución judicial no les gusta, la critican. Aunque sea una resolución después de un juicio. Un juicio con todas las garantías. Como el supuesto del condenado y defendido Andrés Bódalo. Esas sentencias que condenan a los “suyos” no les gusta. No les gustan los juicios. Ni las fases probatorias. No. A ellos les gusta condenar sin juicio. Les gusta decidir ellos quiénes son los culpables. Les gusta señalar y decir: “Tú eres un delincuente porque lo digo yo. Que represento al pueblo”.
En fin amigos. Ellos. Estos de la camiseta morada, que se alían a veces con otros de su calaña aunque con discurso diferente si se trata de Venezuela o si es de España. Aceptan las resoluciones judiciales en la medida que les interesa. Si es un auto de investigación a un político, del PP, por supuesto. Está condenado.- Si es una sentencia (tras un juicio) por agresión contra uno de los suyos. Es injusta y salen a la calle. Y si la sentencia es porque una joven llena de odio y sectarismo humilla a las víctimas del terrorismo. No solo es injusta esa sentencia, sino que reclaman la supresión del delito.
Pura demagogia. Pura falta de ética. Y pura falta de principios democráticos, amigos. Eso si. En estos días, ni una sola palabra de condena a lo que Maduro ha gestado en Venezuela. Lo sucedido tiene connotaciones típicas de absolutistas y antidemócratas. Crean el problema, la situación de terror y pánico y luego llegan como “salvadores” del estado. Frente a este populista peligroso deberíamos luchar todos los demócratas desde la unidad y por la defensa de los derechos y libertades que todo ser humano tenemos. Pero, ¿qué hacían los de Iglesias?
Defender la “libertad de expresión” de una joven que simplemente hacía burlas o chistes con la muerte de una persona. Errando en el concepto. No era la muerte de una persona. Fue el asesinato de una persona. Persona que, guste o no, y en cualquier caso, llámese como se llame, tenía derecho a un juicio justo si había algo de lo que acusarle.
Pero ellos no creen en los juicios justos. Ellos creen en sí mismos y en las acusaciones y señalamientos populares y populistas. Ellos parece que amparan esas actuaciones donde unos asesinos eligen a su víctima, la condenan a muerte y ejecutan sin ningún tipo de remordimiento. Ellos son la ley. El poder. Y quienes deciden.
La pobre Cassandra. La inocente joven condenada solo lanzó a las redes un mensaje como éste: “ETA impulsó una política contra los coches oficiales combinada con un programa espacial”. Y por esto ha sido condenada. Y yo aplaudo la condena. Porque si ella se lamenta hoy de que esta resolución judicial. Podría pensar en el casi millar de víctimas mortales que le arruinó la vida una panda de asesinos y las miles de víctimas más que hay como consecuencia de uno de los episodios más negros de nuestra historia. ETA.
Puede que el 578 del CP deba ser revisado y adaptado a las circunstancias actuales. Puede. Pero en ningún caso debe ser suprimido, como pide PODEMOS, porque el espíritu de este artículo es la defensa a ultranza del sentir de las víctimas del terrorismo. Y yo, amigos, creo que debe mantenerse. Por ellas. Por nosotros. Y por la libertad.
Y vuelvo a la joven inocente. A la que defienden por cualquier medio los comunistas morados de Pablo Iglesias. Una joven sin valores ni principios, sin educación y sectaria que hoy lamenta que su vida se la han arruinado “otros”. Pero se equivoca. Ella es quien se ha arruinado la vida. Ella es la culpable de su “ruina”.
Una joven que vive en una sociedad tolerante, moderada. Supuestamente, alguien que ha recibido una educación, quiero creer, con valores. No puede desprender tanto odio por cada poro de su piel. Esta “pobre chica” ha deseado la muerte a Mariano Rajoy, a Cristina Cifuentes y al torero José Tomás. Ni qué decir tiene el sentimiento que le despiertan los niños a esta presunta profesora frustrada.
No querida Cassandra. Nadie te ha arruinado tu vida. Tú solo te la has arruinado y tu falta de arrepentimiento y de humildad está provocando que personas anónimas, como yo, condenemos tu actitud públicamente.
Eres muy joven. Y la vida debe girar en torno a unos valores y principios. Y el más importante. El respeto. Tu libertad termina donde empieza la de los demás. Y las víctimas de ETA o de cualquier tipo de terrorismo se merecen un respeto. Y desear la muerte a cualquier persona es un sentimiento carente de principios y valores. Porque, querida Cassandra, el bien más valorado en las personas es la vida. Y si tú deseas que maten a determinadas personas, necesitas ayuda.
Tu condena, al margen de la sanción penal, será seguir viviendo así o cambiar. Todos podemos cambiar. Y todos podemos aprender y rectificar.
Me encantaría que lo hicieras. Me encantaría que tuvieras el valor de entender el sufrimiento de los demás. Sería fabuloso que pudieras ponerte en la piel de aquellos a los que has humillado en las redes. Y sería mucho más estupendo que pidieras perdón, entendieras lo que has hecho y trabajaras para evitar que siga habiendo gente como tú en las redes sociales.
Tienes 21 años. Toda una vida por delante. Hoy estás condenada. Pero no escuches a los que intentan seguir agitando ese odio que llevas dentro. Escucha a las personas que no te odian y te aconsejan que seas libre. Y que esa libertad la vivas desde el respeto a los demás.
No soy quien para dar consejos. Y no me gusta hacerlo. Pero como madre, como española, y como persona tolerante y moderada, te deseo que pronto despiertes de esos cantos de sirena que te aplauden y seas capaz de reconducir tu vida. Hazlo y pide perdón. Sólo así sentirás que este capítulo de tu vida habrá servido para algo. Te habrá servido para algo. Ser libre.
Gracias.
Yolanda Estrada