Historia de las fuentes de Pozuelo (I): La Escorzonera, La Fuentecilla y la de Somosaguas. Un trabajo de Carlos H. Fernández del Valle
De siempre tuvieron fama las aguas de Pozuelo, y desde hace doscientos años el pueblo posee celebradas fuentes. Estudiaremos detenidamente su historia en este capítulo y el siguiente.
FUENTE DE LA ESCORZONERA
Atribuida al arquitecto Ventura Rodríguez (1717-85), consistía de un alto pedestal de granito a modo de obelisco rodeado por un gran tazón de piedra. Estaba enclavada a la entrada del monte del Sr. Moret (en la actualidad, la urbanización “Las Encinas” sita la norte de Pozuelo), y la bordeaba una glorieta con asientos de piedra y una pradera.
Era uno de los lugares típicos de paseo, ya que el paraje había sido excluido de la venta del monte de Pozuelo, en la época de la Desamortización. Sin embargo, lo que no hizo el gobierno de la Nación lo hicieron nuestros ediles, ya que en abril de 1924, siendo alcalde D. Antonio Benítez Guerrero, (fundador de una de nuestras colonias de hoteles), el Ayuntamiento vendió la fuente y el terreno circundante a D. Alfonso Martos Arizcun, conde de Heredia Spínola, que había adquirido la finca de Moret en el año 1909.
El obelisco ostenta la siguiente inscripción:
SE CONSTRUYO
A COSTA DE LA VILLA
ESTA FUENTE
REINANDO CARLOS III
AÑO MDCCLXXXV
Su construcción se debe al patronazgo del Conde de Campomanes, bajo cuyo impulso se construyó también la Fuentecilla (1723-1802) y se realizaron importantes mejoras en el pueblo.
Sebastián López Arrojo, nuestro más destacado poeta del pasado siglo, le dedicó una pequeña composición en la que relata cómo, tras una excursión campestre por el paraje, cayó en brazos de Morfeo, soñando que abrazaba a su amada, cuando al despertar observó que en realidad lo que estaba acariciando era su propio can.
Propiedades del agua: aumentan de un modo marcado la secreción renal, entonan la digestión y son sumamente aperitivas, siendo buenas para las anabarcas, las ictericias y las dispepsias. D. Pedro Castelló (famoso médico del siglo pasado al que la capital dedicó una de sus principales calles), la recomendaba a sus pacientes y era numerosa la gente de Madrid que se la llevaba para su consumo habitual.
LA FUENTECILLA
Sita junto al arroyo de Pozuelo, que pasa por el casco de la población, ahora canalizado. Muy próxima por tanto a la antigua calle del Hospital, que debe su nombre a la fundación que con tal fin estableciera el clérigo Pero López, según se relata en la relación de 1576.
La obra de la fuente es del mismo año que la de la Escorzonera, y también se debe al patrocinio de Campomanes (1723-1802), personaje a quien está dedicada la calle adyacente.
En la actualidad se han ajardinado los alrededores, embelleciendo el conjunto.
LA FUENTE DE SOMOSAGUAS
No existe ya. Estaba cerca del emplazamiento de la Cruz de la Atalaya, en el antiguo camino de Pozuelo a Húmera. Daba un agua ferruginosa y con algo de mineral de cobre. Se levantaba sobre la antigua posesión mobiliaria de Somosaguas, propiedad hasta 1787 de los Condes de Clavijo, señores de la Villa de Húmera, de quienes pasó por venta al marqués de Valdecorzana.
Con posterioridad fue propiedad del general O’Donnell entre otros, y finalmente del Marqués de Larios, a quien sucedió Urbanizadora Somosaguas, quien urbanizaría la zona.
Fueron muy celebradas las cualidades medicinales de sus aguas, considerándose muy beneficiosas “en las debilidades ocasionadas por las evacuaciones excesivas, reumatismos crónicos y en los efectos escrofulosos”.
Carlos H. Fernández del Valle