Cabalgata de Pozuelo desde La Estación: fiel reflejo de los tics pachangueros y cutres de sus dirigentes políticos
No da para la polémica, ni nos puede sorprender el irrisorio espectáculo mostrado el día de los niños por este Ayuntamiento que a fuerza de sorprender, ni así mismo es capaz de hacerlo. Los retrasos en el inicio son lo único justificable en lo vivido el jueves por la tarde, el resto, salvo el paseo de las Ocas, nos retrotrae a una simulación pachanguera y retrógrada, tan falta de imaginación como previsible, conociendo a sus autores. Menos mal que no se enteró la edil barcelonesa (Sra. Colau) por su defensa de los animales (aunque, en la suya, prefiera al domador con látigo y la mujer, imitando a leona ¿sumisa? Como siempre: ”por sus actos los conoceréis”).
Supimos que era de Reyes porque allá, al final, algo semejaba en el pasacalles de Oriente, simulando los mismos…menos mal que los niños, son inocentes y con la algarabía y los caramelos, por cierto, daban más los que iban alrededor de las “carrozas” que desde las mismas, sonreían y disfrutaban a pesar de la gélida tarde. Curioso, ese afán de personalizar los mismos, pues se tiraban de uno en uno, insistiendo en conocidos y colegas. Es lo que tiene la crisis pasada, a pesar de la solvencia de nuestro municipio, gestionamos con firmeza los caramelos, para todos y somos opíparos con los pregoneros…para unos pocos.
De la ingente actividad desplegada durante el paseo triunfal de los Reyes de Oriente, ni un solo villancico…¿sería para no incordiar a personas de otros credos que pudiesen estar presentes? No lo creo, aunque ese piji-progresismo que suele acompañar a los azules, siempre juega en contra de la Cruz y consustancial a la Cabalgata, además de pajes, pastores y reyes y algún que otro animal doméstico, son los cánticos de Navidad, pero no será snob y para qué ponerlos. Por lo tanto y musicalmente hablando: mucha marcha y poca pandereta.
Los ornamentos de los vehículos, fueron otro atractivo, precisamente por su ausencia y así constructoras, empresas de jardinería, alguna casa regional y distintos grupos de jóvenes y adultos se dieron su paseo navideño y/o promocionaron, sin mucha estética, todo hay que decirlo, sus negocios a un público entregado al fervor del caramelo suelto y al del malabarismo puntual. De la música… para qué hablar, teniendo La Lira a mano y pudiendo promocionar lo nuestro…
Por allí pasó, andando, el Sr. Ulecia y, como hay clases y la temperatura era la que era, montado en un coche patrulla de copiloto y con total seguridad, al calor de un buen climatizador el Sr. Sampedro, imagino que agradeciendo los vítores infantiles cual ídolo juvenil, pero no se nos venga arriba, los aplausos y sonrisas eran de los tiernos infantes dirigidos a sus majestades de Oriente en la búsqueda de una noche llena de sueños felices y regalos cumplidos.
Siempre me surge la duda de cuáles son los niños que mejor se lo pasan en todo este jolgorio: si los que miran y esperan o los que ven y llevan…, viendo las caras de los montados en carrozas, más de penitencia que de festividad, no hay duda, desde abajo se vive la ilusión y desde arriba solo se espera poder acabar el folclore y zafarse del frío.
Acabado el festejo, este año, nos acompañó la suciedad y, durante toda la madrugada, cualquier vecino que saliese a la calle pudo comprobar las muestras del festejo en forma de cajas, bolsas, envoltorios, papeles y demás restos que en forma de suciedad “engalanaron” nuestras calles hasta la mañana del día siguiente, en el que los servicios de limpieza dieron un madrugón ruidoso a los vecinos que se vieron sorprendidos y despertados, en muchos casos, del fragor de la limpieza a esas horas.
Está claro que el dinero no arregla lo que las ideas no dan y evento tras evento de lo único que podemos presumir, queridísima Quislant, es de que lo hicimos. Si con eso llega, triste futuro nos espera, porque cuando no se mejora, solo se puede seguir caminando hacia atrás.
A. Nogueiro