El Gobierno de Pozuelo es cutre por naturaleza. El acto de encendido de las luces de Navidad y la lectura del Pregón navideño volvió a no estar a la altura de esta ciudad
Siempre igual. Todos los años lo mismo. Y luego dicen que Pozuelo de Alarcón no tiene solución. Que existen mil pozuelos. Que nadie está interesado en nada. Que es imposible hacer ciudad. Que los vecinos solo vienen a dormir y que nunca harán ciudad. Que Pozuelo no tiene identidad. Que es imposible. Pero, ¿qué otra cosa pueden hacer los contribuyentes de este pueblo, aparte de pagar lo que le piden, si el acto de apertura de las fiestas más populares y entrañables del año que les monta el Gobierno de la ciudad es algo cutre, oscuro y blandibú? Nada. Quedarse en casa. Pasar olímpicamente.
No es esto, alcaldesa Quislant. No lo es. El acto de encendido de las luces de Navidad y la lectura del Pregón navideño volvieron a no estar a la altura que se espera de una ciudad como Pozuelo de Alarcón, aunque a usted le dé igual. No, señora. Ninguna de las dos cosas fueron dignas de tener en cuenta por los habitantes de la ciudad más rica de España y con 17 millones de superávit en el último recuento. Se nota que usted no es de aquí, que este Gobierno no es de aquí en la mayoría de sus miembros y los que son de Pozuelo carecen de talento y ganas.
No hay derecho a llevar a cabo unos actos tan simbólicos y entrañables como los que se produjeron ayer en esta ciudad. Este Gobierno no tiene perdón de Dios. Parece mentira que un partido como el PP y en una ciudad que, en teoría, vota valores del humanismo cristiano, tire unos actos tan emblemáticos y familiares en un tiempo en el que esos valores se cuestionan como se están cuestionando.
Y, con ello, no voy a criticar a José Antonio García Núñez, pozuelero elegido para leer el Pregón de Navidad. Esta vez, alguien acertó. José Antonio es un pozuelero querido por todos los vecinos de Pozuelo sin condiciones de ninguna clase y bien merecía ese honor. Tampoco criticaré el texto de su pregón. Hizo lo que había que hacer, ya que es uno de los grandes belenistas de esta ciudad. En donde, dicho sea de paso, hay muchos. Lo que critico es la puesta en escena que algún listo creó para él: Leyó el pregón sin liturgia alguna, en una escalera, rodeado de gente y a oscuras. A mi memoria vinieron viejas situaciones vividas en otro tiempo y en otro lugar. Casi daba miedo ver como una luz, sin ningún tipo de ambiente creado, enfocaba a José Antonio en medio de aquella gente que apenas se distinguía.
La puesta en escena fue lo contrario de lo que tuvo que ser. Lo contrario. Y no estoy pidiendo que en Pozuelo se lleve a cabo algo parecido a lo que se hace en Nueva York o en otras grandes ciudades del mundo con un acto parecido. Solo pido que, al menos, tenga dignidad. Pozuelo de Alarcón lo merece y esta ciudad, insisto, tiene recursos para hacerlo. Necesita hacerlo. Necesita actos como el de ayer para que sus habitantes se sientan orgullosos de él.
El pregón es la parte importante del encendido de las luces navideñas. Lo que le da sentido a ese simbólico acto. Y, sin embrago, ayer lo hicieron a oscuras. Sin ningún boato. Ay, Ulecia… Tienes menos imaginación que un gato de escayola. Que cutre, tío. Qué cutre.
Tampoco voy a criticar que 20 chiquillos de un también simbólico colegio de Pozuelo cantasen unos villancicos. Pobrecillos. Bastante hicieron. Creo que ni veían a su director. En la ciudad de la música, unos niños cantaron a pelo unos tristes villancicos. Es cierto que el villancico es un género musical que tiene tendencia a lo blandengue pero los que cantaron anoche eran para echarse a llorar. Creo que, incluso, el Niño Dios lloró de pena.
¿Pero qué más les da a Susana Pérez Quislant y a esa camarilla de desilusionados que tiene y que están ya a tres centímetros de la vaguería total?
Les da lo mismo. Para ella y sus peloteros, el acto de anoche solo fue uno más. Ella visita una obra en la Avenida de Europa de la misma forma que abre los actos de un tiempo que debería cuidar. O eso es lo que pregona su partido político.
Si ni siquiera lo habían anunciado. Cincuenta personas había en el acto. Los familiares de los intervinientes y algunos concejales. Los de aquí.
Una vez más, Quislant y sus palmeros perdieron una oportunidad maravillosa de hacer Pozuelo. De hacer que esta ciudad deje de ser un lugar en el que todo da igual.
Así no hay manera.
El Capitán Possuelo
Es que la Navidad es cutre de por sí.
Muchas gracias por su participación. Saludos