Presidentes del Consejo de Ministros durante la regencia de Espartero (I): El propio General Espartero
La revolución del verano de 1940 supuso el fin de la Regencia de María Cristina de Borbón, madre de la Reina niña Isabel II cuando ésta tenía nueve años de edad.
El 12 de octubre de 1840 en Valencia, María Cristina de Borbón renunció a la Regencia dejando el cuidado de sus hijas, Isabel II y María Fernanda, al General Espartero, Presidente del Consejo de Ministros.
La Constitución de 1837 especificaba que “hasta que las Cortes nombren regente, será gobernado el Reino provisionalmente por el padre o la madre del Rey y en su defecto por el Consejo de Ministros”.
La Regencia la desempeñó interinamente el Gobierno Presidido por Espartero, en lo que se llamó Ministerio-Regencia, hasta que las Cortes decidieran cuantos regentes habría (uno, tres o cinco) y quienes serian éstos regentes.
La Regencia del general Espartero duró hasta el 30 de julio de 1843 cuando un movimiento cívico -militar de los dos partidos alterantes, contando con el apoyo de los Generales Narváez, Serrano, Prim y O´Donnell, obligó a Espartero a abandonar la Regencia y a exiliarse en Londres.
Pocos meses después, los vencedores decidieron proclamar la mayoría de edad de la Reina Isabel II al cumplir los trece años, el 10 de octubre de 1843, iniciándose así su reinado efectivo. Ésta proclamación era inconstitucional pues la Reina no tenía los 18 años que, la Constitución en vigor, indicaba para éstos casos. La Reina juró la Constitución el 10 de noviembre de del mismo año.
Los Presidentes del Consejo de Ministros durante la Regencia de Espartero fueron los siguientes.
Baldomero Fernández Espartero
Joaquín Baldomero Fernández – Espartero Álvarez de Toro, manchego nació en Granátula de Calatrava (Ciudad Real) en 1793 y murió a los 86 años en Logroño, en 1879. Militar, ascendió a Capitán General desde soldado por méritos de guerra.
Espartero era el Presidente del Consejo de Ministros cuando, el 12 de Octubre de 1840, la Reina Gobernadora María Cristina de Borbón renunció a la Regencia y se exilio a Francia. Ese mismo día la Reina Gobernadora firmó la disolución de las Cortes.
En cumplimiento de lo indicado en la Constitución de 1837 en vigor, la Regencia la desempeñó interinamente el Gobierno Presidido por Espartero en lo que se llamó Ministerio–Regencia.
Las Cortes tenían que elegir una Regencia pero las Cortes estaban disueltas hasta que unas nuevas elecciones eligieran nuevas Cortes. En tanto la elección del Regente se llevaba a cabo, Espartero asumió la Regencia Provisional. Ésta Regencia provisional duraría hasta el 10 de mayo de 1841.
Un día después de asumir la Regencia, Espartero decidió suspender por decreto la Ley de Ayuntamientos aprobada por María Cristina y que había sido la causa de su dimisión. Ésta decisión era inconstitucional ya que un decreto no podía anular una Ley aprobada en las Cortes.
El día 14 de Octubre, Espartero y sus principales ministros firmaron una declaración donde exponían que la unidad de la nación y la centralización eran indispensables para un buen gobierno y para evitar el caos. Ésta declaración puso en contra de Espartero a muchos liberales que venían luchando por la descentralización. Estos, junto a los moderados, formaron la oposición a Espartero desde el primer día.
El General nunca fue progresista, pero estos últimos lo necesitaban para conseguir el poder. La declaración dividió al partido progresista en dos, los populistas de Espartero y los progresistas puros.
A finales de octubre Espartero constituyó el Ministerio – Regencia presidido por él mismo.
Inmediatamente comenzó una campaña de depuración de la Administración y del Ejército que afectaba a todos los funcionarios y militares moderados. Se suprimieron las Juntas que se habían organizado en ayuntamientos durante los sucesos del verano anterior.
A primeros de Noviembre, Espartero aceptó la Constitución de 1837. Esto significó otro punto de desencuentro con los progresistas puros. Éstos querían renovarla y eliminar el Senado.
Espartero convocó nuevas elecciones por Orden del 21 de diciembre de 1840. Estas se regirían por la Ley de 12 de junio de 1837 por lo que fueron elecciones a dos vueltas. Se elegía un tercio de los diputados y senadores. Las elecciones se llevaron a cabo los cinco primeros días de febrero de 1941. Los progresistas obtuvieron una amplia mayoría en las nuevas Cortes.
La sesión de apertura de las nuevas Cortes se celebraría el 19 de marzo de 1841. Entre tanto Espartero siguió gobernando España.
Durante la Regencia Provisional, antes incluso de la elección de los diputados a Cortes, se discutió mucho en toda España sobre cómo debería ser la Regencia definitiva, si ésta de estar formada por una, tres o cinco personas. Espartero era el eje de la discusión, lo que realmente se discutía era si debía ser el único regente o, dado su falta de experiencia administrativa, debería ser acompañado por más personas en el cargo.
El Partido Progresista se encontraba dividido entre los trinitarios, partidarios de una regencia compuesta por tres miembros que representaban a los progresistas más radicales y que eran mayoritarios en las Cortes, y los unitarios, encabezados por el propio Espartero, formados por los progresistas más conservadores que querían un único regente. También quería un regente único la oposición formada por el Partido Moderado.
El día 8 de marzo, antes de la apertura formal de las nuevas Cortes, fuera del plazo de tres meses establecido en la Constitución para la elección de la Regencia definitiva, se convocó el Senado y el Congreso en reunión conjunta y preparatoria para votar la forma de regencia.
El 19 de marzo, en la primera reunión de las Cortes, se eligió un Regencia con un único miembro por 153 votos frente a 136. A continuación se procedió a elegir al Regente entre Espartero y el Presidente de las Cortes, el líder de los progresistas puros Agustín Argüelles. Espartero salió elegido, con ayudas del voto moderado del Senado y con la enemistad de una parte significativa del Partido Progresista, por 179 votos frente a 103. Juró como Regente en la sesión de las Cortes del 10 de mayo de 1841.
La elección de una Regencia no tan progresista como esperaban fue otro disgusto más de las élites progresistas. Pero los apoyos de Espartero estaban en el Ejército y en la Milicia Nacional.
El Ejército estaba sobredimensionado, sobre todo en su oficialidad, debido al retorno de los combatientes de las guerras coloniales americanas y por los continuos conflictos en la Península, todo ello agravado por el Convenio de Vergara que preveía incorporar a los oficiales carlistas a las filas del Ejército.
El grupo de oficiales al mando ejército estaba dividido entre: ex – carlistas; combatientes de América, llamados ayacuchos entre los que se encontraba Espartero, y los procedentes de la Guardia Real. Los ayacuchos eran oficiales formados en el propio ejército que habían conseguido sus ascensos generalmente por meritos de guerra durante las guerras de independencia americana mientras que el grupo procedente de la Guardia Real era generalmente oficiales formados en academias militares. Existía gran rivalidad entre ambos grupos. Aquellos fueron los ganadores con la llegada de Espartero a la Regencia.
Al final de la guerra había que terminar, una vez más, con las guerrillas y sus equivalentes: los bandoleros. Espartero acabó por perdonarlos e integrarlos en la Milicia Nacional cuyos componentes crecieron en cientos de miles. La Milicia Nacional se convirtió en otro apoyo de Espartero.
La Regencia de Espartero no fue de aceptación generalizada. Era un militar autoritario y entendió que la Regencia consistía en ejercer la máxima autoridad en todo, la correspondiente al Jefe del Estado y al Presidente del Consejo de Ministros.
En cuanto a la política exterior, la influencia inglesa esa enorme. Inglaterra apoyó la Regencia de Espartero y se lo cobró en influencia internacional y comercial al favorecer, con el nuevo arancel librecambista publicado por el Gobierno, la venta de textiles británicos en España. Gran Bretaña enviaba instrucciones a Espartero a través de su embajador, indicándole que se esperaba del Gobierno español en política internacional.
El 27 de enero de 1841 se firmó el Tratado del Duero con Portugal que regulaba la navegación y el comercio por el río Duero, después de que Espartero amenazase al país vecino con una invasión y bajo la intermediación del embajador inglés.
Espartero siguió gobernado como Regente y como Presidente del Consejo de Ministros hasta el 10 de mayo de 1841 cuando juró la Regencia, nombrando, a continuación, a Joaquín María Ferrer como Presidente del Consejo de Ministros.
Joaquín de la Santa Cinta. Ingeniero aeronáutico, economista e historiador