¿Por qué el pregón de las Fiestas de la Consolación no lo da la Banda Sinfónica La Lira? Porque Quislant sueña con que Bertín Osborne la invite a su programa
Desde que se supo que Bertín Osborne era el elegido para hacer doblete (dar el pregón y actuar) en las Fiestas de la Consolación, el tema produjo debate. El Gobierno de Pozuelo volvía a la impresentable vieja costumbre del dos por uno. Pago a uno, le pago bien, y me hace el pregón de las fiestas con lo que me ahorro el trabajo de buscarlo. Mejor, la gilipollez del pregón. Jamás había visto algo tan hortera. Pero ¿a quién le importa?
Era la opción fácil. Bertín es ahora un hombre popular por sus entrevistas en televisión y, además, nos canta. Mejor cantaba. Hace años que no saca un disco con temas nuevos. Los que ha sacado son refritos pero a Quislant le podría venir bien el personaje. No tanto por lo que cantase, ya que los conciertos de las fiestas, mientras que sean en la Plaza del Padre Vallet, no son más que conciertos de la Señorita Pepis y no hay muchas cuentas que echar… A Quislant le vendría bien por las entrevistas de la televisión.
¿Y si ella le caía bien al popular presentador y, por aquellas cosas de la vida, Bertín la invitaba a su programa? Más raro fue aquel verano que no paró de nevar, decía Sabina. Quislant está siempre en campaña político-personal.
Y dio orden de que se contratase. Al menos, conseguiría una foto con él y, oye, menos da una piedra. Bertín ahora es importante.
Y, a partir de ahí, lío de todo tipo. Pero lejos de condenar esta decisión basada por la lógica ambición política de la alcaldesa Quislant, como ha hecho Somos Pozuelo que, aprovechando que el Meaques pasa por Pozuelo, le ha sacado punta al tema y se ha mirado un poquito el ombligo, lo que no es perdonable es el desprecio que esta alcaldesa forastera y accidental ha hecho a esta ciudad.
Vale que el pregón sea una horterada. Vale que no tenga ninguna relevancia ni prestigio. Vale todo lo que se quiera que valga para unos cuantos aunque, en una ciudad como Pozuelo, ya no debería valer. Pero de ese conformismo a que se desprecie a la Banda Sinfónica La Lira tras la gesta que consiguió en Valencia, va un mundo. Para mí es un crimen de lesa ciudadanía.
La Banda Sinfónica La Lira ha vuelto, este verano, a poner a Pozuelo de Alarcón en el mapa mundial de la música pero a esta alcaldesa de chamba eso no le beneficia en nada y, por lo tanto, pasa de la gesta. Para ella no tiene importancia.
Y hubiera sido un homenaje fantástico de su ciudad a la mejor banda sinfónica de España. Un orgullo pozuelero. Prestigio de 24 kilates. Y algo original y novedoso. Porque el pregón, por ejemplo, podría haber sido musical.
La Banda Sinfónica La Lira ganó el Certamen de Valencia, en su máxima categoría, interpretando una obra en la que se contaba, musicalmente, la historia de Pozuelo. La Historia de Pozuelo, alcaldesa, en una obra sinfónica llamada “Vadit Super Pozolum”.
Hubiera sido magnífico que toda la banda, con cien músicos en la Plaza de Padre Vallet, hubiera interpretado uno de los movimientos de la obra. Solo uno. Uno bastaría para ver su grandiosidad. Y, de paso, que una maravillosa voz en off (no, Ulecia, tú no) hiciera un panegírico de la banda que hubiese puesto el corazón en un puño y la piel de gallina a todos los pozueleros presentes. Y es solo un ejemplo.
Pero es mucho pedir que eso lo piense un Gobierno que ha abandonado a la ciudad en Agosto. Había que trabajar y ponerle imaginación y eso es una utopía en Pozuelo. En esta ciudad, el Gobierno no le pega un palo al agua y tiene menos imaginación que un gato de escayola.
¿Saben lo que va a hacer Bertín Osborne en el Pregón del sábado? Yo se lo contaré. Va a decir cuatro chorradas generales y cinco tonterías. Lo mismo hasta canta. Porque a él, Pozuelo, le importa lo que a mí el arameo.
Eso sí, la alcaldesa Quislant tendrá su foto y engordará su sueño. Y eso bien vale un nuevo ridículo.
El Capitán Possuelo