Presidentes del Gobierno de España durante la regencia de María Cristina de Borbón-Dos Sicilias (V): Francisco Javier Istúriz Montero
Francisco Javier de Istúriz Montero, gaditano nacido en 1785 y muerto a los 86 años en Madrid, en 1871. Político liberal y diplomático. Fue tres veces Presidente del Consejo de Ministros.
Activo participante en las conspiraciones anti absolutistas, el fracaso de la conspiración del Palmar de 1819 lo llevó al exilio y a las cárceles de la Inquisición.
El éxito del pronunciamiento de Riego en 1820 le supuso la libertad, diputado a Cortes en el Trienio Liberal, fue Presidente de las Cortes durante la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis, votó a favor de la Regencia y la declaración de incapacidad de Fernando VII. Tras la vuelta del absolutismo de la Década Ominosa, tuvo que exiliarse a Inglaterra.
Regresó a España con la amnistía de 1833 y fue Presidente del Estamento de Procuradores en las Cortes durante el Gobierno de Mendizábal.
Enemigo político y personal de Mendizábal, llagaron a retarse a duelo, en Cortes fue el jefe de la minoría moderada que se opuso a las reformas de Mendizábal, especialmente a la desamortización y en el cambio de los altos mandos del ejército como pedían los progresistas exaltados.
Nombrado Presidente del Consejo de Ministros el 15 de mayo de 1836, su mandato fue muy breve, duro solo tres meses hasta su cese el 14 de agosto del mismo año.
Istúriz, antes de su mortal enemistad con Mendizábal, fue Presidente de las Cortes elegidas el 15 de noviembre de 1835. Desde éste puesto consiguió el voto de confianza para Mendizábal y la validación del Decreto de la quinta de los cien mil, es más, en un momento estuvo a punto de ser nombrado ministro. Pero sus críticas a la nueva Ley Electoral hicieron que la relación se fuera deteriorando hasta acabar en una enemistad personal y política entre los dos. Istúriz pasó a encabezar la oposición a Mendizábal.
Las críticas a la desamortización, al fusilamiento de la madre de Cabrera y a las peticiones de cambios de generales en la guerra carlista solicitado por Fermín Caballero, mano derecha de Mendizábal, lo hicieron muy popular y le granjearon un fuerte ascendiente sobre la Reina Gobernadora que acabó nombrándole Presidente del Consejo de Ministros.
No lo tuvo fácil para formar gobierno, sus ministros tenían que hacer frente a los progresistas y, además, se encontró con la oposición del todopoderoso embajador de Gran Bretaña, la política española estaba totalmente sometida a Inglaterra quien profería como Presidente a Mendizábal. La no aceptación, por Istúriz, de una lista de recomendaciones enviada por el embajador inglés derivó en una mala convivencia entre los dos personajes.
El programa de actuación del Gobierno consistía en tres puntos que eran: Revisión de las Leyes Fundamentales, acabar con la guerra carlista y hacer respetar las leyes para proteger al trono de Isabel II.
El primer punto le llevaba a preparar una revisión del Estatuto Real para ser estudiado en las nuevas Cortes que iniciarían sus sesiones el 20 de agosto. Las elecciones se produjeron pero las Cortes no llegaron a reunirse por los sucesos posteriores que hicieron dimitir al Gobierno días antes de la fecha de inicio de sesiones.
El segundo punto tampoco lo pudo cumplir a pesar de las reuniones con el general en jefe del ejército del norte, la búsqueda de dinero y la solicitud de apoyo extranjero.
El tercer punto tampoco lo pudo cumplir por las sublevaciones que tuvieron lugar ese verano.
Los progresistas iniciaron inmediatamente la oposición al Gobierno de Istúriz, apenas una semana después de su nombramiento ya estaban pidiendo la cuestión de confianza. Como las Cortes eran opuestas al Gobierno desde el primer momento, éste decidió disolverla el día 23 de mayo convocando nuevas elecciones para agosto.
Las dos facciones liberales, progresistas y moderadas, encarnaban las dos Españas que desde entonces están enfrentadas. Los progresistas controlaban la calle y trataban de derrocar a los gobiernos moderados y los moderados repondrán con la Ley y el orden.
Se redactó y publicó una nueva Ley Electoral ampliando el censo, las circunscripciones electorales y las mesas para hacer más fácil votar. En la Ley reconocía como electores a los mayores de 25 años entre los mayores contribuyentes de la provincia en relación de un diputado cada 200 electores.
Se anunciaron unas Cortes constituyentes que eliminarían el Estatuto Real y que establecerían la separación de poderes. Las Cámaras dispondrían de poder legislativo aunque manteniendo el veto real. Evidentemente no era la constitución que reclamaban los progresistas, éstos querían la vuelta de la Constitución de Cádiz de 1812.
Las elecciones se llevaron a cabo entre julio y agosto, circunscripción tras circunscripción. Los resultados se iban anunciando según se iban produciendo las votaciones.
Como ha ocurrido en todas las elecciones posteriores en España, en las ciudades ganaron los progresistas mientras en el medio rural ganaron los moderados.
Las elecciones las ganaron los moderados con un amplio margen de escaños.
Los resultados fueron inútiles pues hubo un levantamiento que anuló los resultados.
Los últimos días de julio y los primeros de agosto se sublevaron muchas ciudades donde se proclamó la Constitución de Cádiz. Los sublevados usaban para sus fines a la Milicia Nacional, por lo que Istúriz la disolvió el 6 de agosto.
La Milicia Nacional se resistió a ser disuelta, se originaron tumultos y violencia callejera hasta que en su auxilio se produjo una revuelta apoyada por los sargentos de la Granja.
Los sucesos ocurrieron así: La Reina Regente se encontraba de veraneo en el palacio de La Granja de San Ildefonso (Segovia) cuando, el día 12 de agosto, un grupo de sargentos del 2º Regimiento de la Guardia Real entraron en las habitaciones reales y presentaron a la Regente un documento por el cual se restauraba la Constitución de 1812 y se derogaba el Estatuto Real. La Reina se considero secuestrada por su propia guardia por lo que dictó un Real Decreto en el que se ordenaba publicar la Constitución de 1812.
El día siguiente se sublevó Madrid con lo que la situación del Gobierno era crítica. Éste ordenó que la Reina saliese fuera de Madrid, paro los sargentos la retuvieron. Se pidió ayuda a Francia y Gran Bretaña, ambas naciones se abstuvieron de intervenir. Se intentó negociar para ganar tiempo pero los sargentos no aceptaron negociar, exigieron un nuevo gobierno progresista. A todo esto se unía la expedición carlista del general Miguel Gómez que estaba moviéndose por España y se acercaba a Madrid.
Istúriz dimitió el 14 de agosto y la Reina nombró nuevo Presidente del Consejo de Ministros al progresista José María Calatrava. Los motines cesaron con el nuevo nombramiento.
Istúriz se marchó al exilio a Inglaterra de donde no volvería a España hasta 1837 cuando ya estaba en vigor la nueva constitución de 1837.
Con ésta dimisión se acababa la breve segunda etapa de gobiernos moderados durante la Regencia de María Cristina.
En el corto período de mandato del Gobierno de Istúriz se estableció, el 4 de agosto, el Plan General de Instrucción Público, llamado Plan Duque de Rivas, que obviamente no pudo ponerse en marcha por la dimisión del Gobierno diez días más tarde.
Mientras tanto la guerra carlista continuaba. Los problemas económicos habían impedido la explotación del éxito de principios de año al general en jefe cristino Fernández de Córdova. Las pérdidas de algunas posiciones le hizo dimitir, su sucesor Baldomero Fernández Espartero fue nombrado en julio.
Éste año se produjo un cambio en la estrategia carlista. Los carlistas eran muy considerados por los curas y frailes, por lo que decidieron realizar varias expediciones por toda España con el objetivo de reclutar partidarios, llevar la guerra a aquellos territorios donde el carlismo tenía poco o nula actividad y obligar a las tropas cristinas a seguir a las expediciones aflojando la presión sobre el frente norte.
Villarreal organizó tres expediciones: la famosa de Miguel Gómez, la de Basilio García y la de Pablo Sanz.
La primera y más importante, la expedición de Gómez que recorrió Castilla, Extremadura y Andalucía. Salió del País Vasco en junio de 1836 y volvió en diciembre. No un éxito pero tampoco fue un fracaso. Estuvo cerca de Madrid pero no se atrevió a tacarlo. Recorrió más de 4.000 kilómetros en seis meses.
En junio de 1836 tuvo lugar la expedición de Basilio García. Su objetivo era sembrar el terror en Castilla incendiando casas en los pueblos, fusilando a los cristinos y arramplando con todo el grano que podía y encontraba durante los cinco meses que duró.
Joaquín de la Santa Cinta. Ingeniero aeronáutico, economista e historiador