Previa de un Debate sobre el estado del Municipio en el que se verá la altura política de los líderes pozueleros, especialmente, la de Quislant, tras un año escondida
Mañana se va a celebrar un Pleno Extraordinario en el Ayuntamiento de Pozuelo. Tal vez, el Pleno más importante del año porque, al no tener apenas valor la votación final, sirve para que los vecinos veamos la talla política que tienen nuestros políticos, algo importante para el futuro devenir de la ciudad.
Y es que, si importante es escuchar a los líderes de la oposición, aunque ya están más o menos catalogados, más importante es atender al discurso de la Jefa de Gobierno, una mujer que lleva un año viviendo en un pedestal adradiano, haciendo de guardia de tráfico cuando no de señorita Rotenmeyer, castigando a los malos, pero sin demostrar nada más allá de la suerte que tuvo para ser alcaldesa.
¿Qué idea tiene Miguel Ángel Berzal de Pozuelo? ¿Cómo planteará su discurso?
¿Y Ángel González Bascuñana? ¿En qué basará su discurso?
Me interesaría conocer la idea que tiene Somos Pozuelo de Pozuelo pero, como la expondrá Pablo Gómez Perpiñá, no me concierne nada.
¿Qué me puede contar un tipo que anda por la calle riñendo con los que no piensan como él?
Nada. No me interesa la dialéctica de los puños en los políticos.
Pero ¿qué idea tiene Susana Pérez Quislant de esta ciudad?
¿Cómo va a enfocar la alcaldesa su discurso?
¿Hablará del año transcurrido en el que han sucedido un montón de desatinos o hablará de futuro? ¿Pero de qué futuro, señora?
¿Nos explicará las razones por las que abandonaron Pozuelo dos jefas de su Gabinete y dos jefas de la Asesoría Jurídica?
No lo creo. Como tampoco creo que nos hable de la incoherencia de su política con las Viviendas Coca o con el Foro Cívico. O de las tres crisis de Gobierno que lleva en un año. Ni del Portal de Transparencia que llegó a Pozuelo fuera de plazo y aún no es transparente.
La alcaldesa tampoco hablará de la caza de brujas que tiene montada en el Ayuntamiento para cazar a los chivatos. Ni del abandono en que la Comunidad de Madrid tiene a Pozuelo de Alarcón y a qué se debe. Ni de la presunta prevaricación que está llevando a cabo con las empresas de Alfredito Fernández, trabajador liberado del Ayuntamiento de Pozuelo, en el Polideportivo Valle de las Cañas.
Seguro que ni siquiera nos explica a qué se debió aquella censura de la obra “Juicio a una zorra”, que tanto daño hizo a la imagen de Pozuelo y que luego metió con calzador en la programación teatral. Y, menos, aún nos explicará el caso McDonald’s y los pijos de Somosaguas Centro. Siempre me he preguntado cuál fue la razón real de aquel atropello. Supongo que habrá que esperar a las memorias de Gonzalo Guitián para saberlo. Seguro que lo cuenta.
Y si de esto no hablará, bastante menos lo hará de su intercambio de cromos con David Pérez (mi marido a tu Ayuntamiento y tu mujer al mío) y que ha terminado como el rosario de la aurora. Ya no hay seriedad ni siquiera entre aguirristas.
Tampoco hablará de la broma presupuestaria a Cultura y Medio Ambiente (ay, qué pena penita pena más grande). Ni de la huída de la UNED (la alcaldesa sigue diciendo que hay cinco universidades en Pozuelo, pero hay cuatro, señora, y por la ineptitud de su Gobierno).
En fin, que no nos contará nada de los escándalos, los silencios casposos, los temas raros o el reparto de bocadillos y limonadas en las Fiestas de Pozuelo.
Pero a mí no me importa que la alcaldesa Quislant no hable de estas cosas. Es pasado. A mí me interesa el futuro. Me interesa su idea global de Pozuelo. Su idea política global de Pozuelo. Me interesa conocer su altura política. De esa que tanto presume.
Es importante que la conozcamos los vecinos. Y, más, en su propia voz.
¿Nos contará lo mismo que nos ha contado en las entrevistas masajes que le han hecho? ¿Repetirá lo del aparcamiento de la Estación con sus 300 plazas?
¿Qué tono usará? ¿El dulce o el amargo, como decía Olga Guillot? ¿El de niña o el de mujer, como cantaba Julito Iglesias?
Es importante saberlo. No por nada. Solo por valorar con más precisión lo que tenemos.
Téngase en cuenta que la alcaldesa Quislant es una desconocida. Ni siquiera hace campaña electoral.
Uf, qué nervios…
El Capitán Possuelo