Dignidad y valor. En recuerdo de Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA
Sería imposible nombrar a todos y cada uno de los españoles asesinados por la banda terrorista ETA, sin embargo todos tenemos el recuerdo de cada uno de ellos, casi novecientos, cada vez que leemos o acompañamos a sus familias a los actos en sus recuerdos; eso sí, efemérides luctuosas que, cada vez, cuentan con menos respaldo informativo y qué decir del político.
Todo el mundo habla de pasar página y a los que aún nos queda algo de conciencia, algunos valores y unos pocos, pero sentidos, principios se nos ponen los pelos como escarpias y nos sale a flor de piel el mayor de los defectos nacionales: la envidia, cuando los Useños, homenajean a sus muertos del 11S…; el paso de los años hace más grande sus recuerdos. Vamos, casi como aquí.
Tras diecinueve años y muchos compromisos, como todos saben, nuestro gobierno municipal tuvo a bien dedicarle una plaza a Miguel Ángel Blanco, merecida y obligada, con el “pero” de haber obligado a la oposición a tener que abstenerse o, incluso, votar no (¿mezquindad, ignorancia o ambas?).
La ubicación, en mi opinión, no es la idónea, aunque bueno es tenerla y tiene, obligadamente, que llevar añadida una placa que nos recuerde a todos, sobre todo a las generaciones venideras, el significado de lo que esa plaza significa y a todos los que representa; fondo y forma que se diría.
Así, queridísima alcaldesa, habríamos conseguido el homenaje merecido y el recuerdo imborrable, aunque siempre estamos a tiempo para alcanzarlo.
Pero para que a Miguel Ángel le tuvieran que quitar su vida y servirlo como ejemplo de la intransigencia y el terror de los que disparan por la espalda y amenazan con capucha, antes muchos tuvieron que pagar con sus vidas y hoy, tras haber tenido una nueva oportunidad de disfrutar de la San Sebastián que tanto amó, es un buen momento para recordar a Gregorio Ordóñez.
Sus pecados fueros dos, simples y claros: tener el respeto de los ciudadanos y ser apreciadas sus cualidades por los vecinos de Donostia y, hasta ahí podíamos llegar…, ¿un alcalde del PP, en plena Playa de la Concha? Y el ejemplo se hizo bala y la bala, truncó su vida y con ella la de sus padres, esposa, hijo, amigos y, por supuesto, alcaldía Guipuzcoana…
Él tuvo el valor de decir y la dignidad de mostrarse, frente a los que tenían/tienen las armas por argumento y el miedo por aliados. Y ahora, al transcurrir más de veinte años, olvidada su persona ¿quién recordará su legado?
Por eso, a los amantes de la libertad y a los que creen en los principios, los animo, cuando visiten Donostia, se acerquen a la playa de Ondarreta y allí, en un establecimiento familiar y de trato cercano, frente a la Isla de Santa Clara: Hotel La Galería, se reconforten con el recuerdo al teniente de alcalde asesinado y disfruten de la Placa dedicada a Gregorio, en la misma recepción: sencilla, clara, afectiva y que nos recuerda que dignidad y valor son esencias del género humano y que quién dispone de ellas nos da la ocasión de seguir disfrutando de la vida :
“ A la memoria de Don Gregorio Ordóñez por su dedicación a la ciudad de San Sebastian “
Una dedicación que le costó la vida y una placa a la que hubiese añadido, más allá del valor de su ubicación y recuerdo, para visualización de todos los que allí entran: asesinado para que los demás fuésemos más libres y pudiésemos seguir caminando.
A. Nogueiro