La alcaldesa Quislant va a tener el triste honor de apagar la luz del Faro de la Cultura pozuelera, obligando a El Foro a trasladarse al fondo del pasillo
Nunca El Foro (Centro Cívico Cultural) fue bien querido por los gobiernos de Pozuelo de Alarcón en general. Tampoco nunca entendí por qué. También es cierto que la derecha pozuelera nunca ha estado cerca de la cultura, salvo en contadas ocasiones. Se juntaba, por tanto, el hambre con las ganas de comer. Pero no tenían más remedio que soportarlo.
El Gobierno tenía que guardar las apariencias y El Foro hacía lo posible por mantenerse erguido a base de prestigio en Pozuelo.
El caso es que El Foro, también conocido como Centro Cívico Cultural, ha pervivido durante muchos años en el Barrio de la Estación como si de un Faro se tratase para anunciar al caminante que entraba en Pozuelo que esta ciudad era el sitio con más posibilidades culturales de la Comunidad de Madrid. Sólo eso. Pero era mucho.
Ahora, aprovechando un mar de confusiones, medias verdades (ay, si Antonio Machado levantase la cabeza), informes fantasmas y piquetes informativos de la policía municipal, el Gobierno de Susana Pérez Quislant va a tener el honor de apagar la luz de ese Faro de la Cultura pozuelera. Triste honor. Los próximos días 29 y 30 de este mes, el Foro de Pozuelo se trasladará a la calle Acacias. Junto al colegio Acacias. Al fondo del pasillo.
No voy a entrar aquí, aunque lo haré más adelante, en la causas reales de esta decisión. No es el momento. Tampoco criticaré la decisión técnica del traslado. Si el edificio de El Foro está mal, debe restaurarse. Pero sí criticaré la decisión política tomada y la solución que, finalmente, se le ha dado. Porque ha sido una decisión torticera. Lianta. Autoritaria. Y todos los adjetivos que se quieran aplicar a una decisión basada más en una ancestral ojeriza a “ese nido de rojos” que en una decisión política, razonable y moderna.
De pronto, hace tres meses, una notificación de la Primera Tenencia de Alcaldía les anuncia que tenían que irse de su ubicación de siempre porque se iba a hundir el edificio. Hay que tirarlo. Se va a hundir. Es un peligro. No había ido nadie a verlo, no se aportaba ningún informe técnico pero el Centro Cívico Cultural tenía que abandonar el edificio antes del 30 de marzo.
Y para presionar a los integrantes de El Foro, el Primer Teniente de Alcalde le pide al concejal de Seguridad que mande a una patrulla de la policía municipal para que les obligue a irse. Y la patrulla, presuntamente “asustamujeres”, va. Supongo que cumpliendo órdenes porque no se entendería de otra manera. Y va dos veces. Vergüenza ajena. Y les dicen que se tienen qué ir. No hay ninguna razón técnica. Solo caprichosa. Pero se tienen que ir.
Y la noticia de la barbaridad autoritaria se hace pública y Félix Alba recula. Y la oposición pregunta. Y Alba, acongojado, les ofrece alternativas para ubicarse. Alternativas chundaratas. Inadmisibles. Unas por pequeñas y otras por desarraigadas. Este hombre no tiene visión política alguna y lo demuestra. Son rojos. Y los medios de comunicación presionan. Y la alcaldesa Quislant llama a los directivos de El Foro para poner paz. Ella tiene parte de culpa ya que no hay que olvidar que fue concejala de Urbanismo. Y, con ese aire suyo de puertas adentro, que va de “poli-bueno” a “poli-malo”, le promete, a su manera y una vez más, que va a solucionar el problema. De palabra. Bla, bla. Nada escrito. La alcaldesa de Pozuelo es así. “Os vais a Acacias. Cosa de 6-7 meses. Reformamos el edificio y volvéis”.
Y en eso, entra en juego Pablo Gil. La ‘eficacia’ de la política del Gobierno personificada. Y, por primera vez, aparecen los técnicos del Ayuntamiento por El Foro. Vaya, menos mal. Y un asesor lenguaraz, sabihondo y altanero ya no habla de 6-7 meses en Acacias sino de dos años mínimo. Y más mentiras al zurrón. Qué más da. Que se vayan ya.
Y la gente de El Foro va a ver al local de Acacias. Y ve que escasamente le han lavado la cara. Y pide que les pinten el suelo o que pongan un timbre para mantener la puerta cerrada, que las tardes de invierno son largas y negras como boca de loco en aquella zona. Y Pablo Gil muestra su cara oculta. Soberbia con voz de pito. Y les perdona la vida. Le sale a borbotones la prepotencia de quien siempre ha sido concejal.
Pero el sentido común se impone. Y lejos de ser los políticos quienes convencen a los directivos de El Foro de que se tienen que ir, son los técnicos del Ayuntamiento los que les razonan la necesidad de irse. En conversación amable. Sin prepotencia. Por donde tenía el Gobierno que haber empezado y no supieron hacerlo, acostumbrados ya a creer que el Ayuntamiento es suyo.
Y los del Foro ya se van. Están recogiendo. El día 30, supongo que Rosa, apagará la luz del Faro Cultural de la entrada de Pozuelo que avisaba al caminante de las posibilidades reales para la Cultura de esta ciudad aunque la concejala de Cultura del Gobierno nunca lo visitase.
Es difícil que el Foro sobreviva en su nueva ubicación.
Pero esa luz no la habrá apagado Rosa. Esa luz la habrá apagado la alcaldesa Quislant con su torpeza política.
El Capitán Possuelo