Segunda parte del Pleno de mayo que terminó siendo el compendio perfecto de la política pozuelera: autismo político del Gobierno frente a una oposición inútil
Tras los dos pequeños, inusuales y significativos debates del principio del Pleno de ayer, es turno hoy de lo mollar. De las mociones. Unas propuestas absurdas por parte del Grupo Municipal Popular y otras, tan trabajadas como inútiles, por parte de la oposición debido a que el Gobierno no quiere o no sabe trabajar. Viendo estos resultados, creo que los planteamientos políticos de la oposición deberían cambiar.
La primera moción que saltó al ruedo parlamentario fue de Somos Pozuelo. Iba, como hablé en la crónica previa, sobre la creación de un festival de cine en esta ciudad. En ella, Perpignà, con pinta de leñador canadiense, se puso trascendente y nos explicó en qué iba a consistir su idea a base de comisiones de trabajo y Cine Exin. Qué le gusta una comisión a este chico. Lo del Cine Exin no es una broma, es que lo más importante para el portavoz de Somos Pozuelo es llevar el cine a los barrios y como no lo haga con un proyector de aquel cine de juguete que en mi época se pedía a los Reyes Magos, lo veo difícil. Pero quién sabe… De aquella misma época es su ‘moderna’ ideología.
Elena Moreno, en su turno, se entretuvo en contarnos la importancia del cine, en plan Ludolfo Paramio y su manifiesto del Programa 2.000, y Marta Espinar soltó un rollo wiki que terminó cayendo también en el cine por barrio. Alba, por su parte, estuvo ocurrente pero perdió credibilidad de nuevo al decirnos que el Gobierno está trabajando en el tema. Este Gobierno siempre está trabajando en los temas pero con una unidad de tiempo cercana al decenio.
Una pena. Una gran idea que se va por el desagüe del Pleno a causa de lo mal que la planteó Somos Pozuelo y al autismo político del Gobierno.
La segunda moción llegó de la mano de Ciudadanos. Apenas tenía recorrido. Entre otras cosas porque el Gobierno, en términos taurinos, es un marmolillo. Aravaca tiene un problemón pero al Gobierno de Pozuelo le resbala. Si pasaría del tema, que puso a un forastero a defenderla en un error político de amateurs.
Hacía tiempo que no oía unos argumentos tan incoherentes como los expuso ayer Eduardo Oria en esta moción. Es más, todo lo redujo al absurdo. ¿Y para traer esto no se nombró a nadie del PP de Pozuelo? Creo que Oria por no conocer no conoce ni los límites de Aravaca.
Berzal tuvo piedad de él. Solo tenía que preguntarle donde pagaba sus impuestos y se lo preguntó. Y, a partir de ahí, Oria estaba pasaportado para ser arrastrado por las mulillas. Suele pasar. Al final, nada. Menudo trabajo da una cosa así y más si para resolver el problema hay que negociar con Podemos en Madrid.
Y llegó el turno de Carlos Ulecia y el Pleno no pudo caer más bajo. Jamás en mi vida vi cosa igual. La moción que presentó iba sobre el apoyo a los deportistas de Pozuelo de Alarcón en las olimpiadas de Río y resulta que no hay ninguno clasificado para esa cita olímpica. Es el acabose.
Esta moción fue el colmo de la estupidez pero elevado a la enésima potencia. En un momento me pellizqué porque no entendía nada. No sé qué quería Ulecia aparte de hacer el ridículo. Era autismo político en primer grado.
La oposición le dio palos hasta en el cielo de la boca. Normal. Y Ulecia perdió los papeles. Y en su locura (espero transitoria), el concejal de Deportes llegó a decir que confiaba en que Pozuelo fuese subsede olímpica si Madrid… Supongo que pensaba ofrecer el Arroyo Meaques para las pruebas de piragüismo en aguas bravas. Yo qué sé.
Pero lo más berlanguiano fue cuando la alcaldesa Quislant oyó a Pablo G. Perpignà felicitar al CF Pozuelo. “¡Ay va, los donuts! Se le había olvidado”. Y ella, que no permite a nadie salirse del guión, se apuntó el tanto porque ‘yo lo valgo’. Jajajajajajaja (la risa es de Quislant). Adefesio total. Pero cuando ya creía que la escena había terminado, siguió el plano secuencia del gran cineasta pozuelero y Ulecia, en plan Marqués de Leguineche, aumentó las felicitaciones a las niñas del baloncesto… Y ya aquello pasó a ser un aquelarre de estupideces…
Ulecia, dimite, tío. Lo tuyo en deportes no se puede aguantar.
Por cierto, y ya que estoy con el espantajo, la guinda la puso Raúl González Andino. Ay, Raúl, qué lío de papeles, caritas y pausas… Estás ya en primero de Gabriel Rufián… Háztelo mirar, hombre… Y si no tienes que hablar, no hables.
A continuación, salió ella. La encantadora Mónica García Molina exponiendo mi moción favorita: la realización de un catálogo de artistas plásticos. Mi gozo en un pozo. Por favor, si alguien se enteró de qué iba la cosa que me escriba y me lo cuente. No me enteré de nada. Bueno, sí, que hay convocado un concurso de pintura para el verano… Pero, oiga… Nada. Un concursazo.
Eso sí, Mónica estuvo encantadora de la muerte y hasta ahí puedo escribir porque creo que esta señora lo más redondo que ha visto en esto de la cultura es una tableta de chocolate. Eso, sí, ella es encantadora…
Y aquí me tengo que quedar… Como ven, el Pleno fue un espectáculo grandioso… Política pozuelera total.
Seguiré el lunes en otra columna (ya lo anuncié al principio que este pleno daba para mucho), porque queda aún tela que cortar y no debo resumirla porque todo es la mar de interesante. Broncas incluidas. No gana uno para disgustos, verdad señora Quislant.
El Capitán Posuelo