Me niego a hablar de nuevos y viejos políticos. Hablemos de buena y de mala política
Y seguimos con la obra teatral que algunos han guionizado para tenernos a todos pendientes de sus titulares y ocurrencias. También plagian mensajes de otros: “puedo prometer y prometo”. Copian. No hay nada original. Gobiernos a la sombra. Pacto de izquierdas. El nuevo ¿centro? (ni derecha, ni izquierda, ni todo lo contrario, ni todo ni nada, si no todo depende de lo que beneficie al líder carismático). No hay acuerdo entre los partidos políticos para reducir gastos en campaña electoral. Por cierto, ¿solo el PP habló de recortar en gastos de publicidad en los medios? Lamentablemente, si, amigos, así fue. Pero aquí estamos y seguiremos.
Espectadores de esta nueva película. O, ¿es vieja? No sé vosotros, pero yo a las películas no las juzgo por su antigüedad. Ni la literatura. Ni la música. Pero en política se ha puesto de moda.
El debate no se centra en las propuestas. Se centra en los adjetivos que usamos. Entre lo “nuevo y lo viejo”. Unos quieren desacreditar a los otros tildándoles de “viejos” y estos otros tildándoles “peyorativamente” de “nuevos” o, simplemente, defendiéndose. Y así llevamos meses. Viejos. Nuevos. Castas. Vetadores. Culpables. Salvadores de la patria. Los de Don Cambio. Los de la Gran Coalición.
Hastío. Y todo se repite. Y los españoles seguimos contemplando ataques, mensajes, fotos. Y el reloj de la situación económica se ha parado. Y Europa nos mira. Y los inversores han paralizado su actividad en España a expensas de lo que ocurra en nuestro santo país. Y las empresas empiezan a notarlo. Otra vez. Pero seguimos con esta película. ¿Nuevos o viejos partidos políticos? ¿O se refieren a nuevos o viejos políticos? ¿Casta? Esa acusación ya no la utilizan pues los acusadores quieren pactar con lo que ellos llamaban la casta, eso sí, socialista.
En definitiva, estamos en el debate de la forma, de los adjetivos. Del envoltorio. De la publicidad. Estamos en el postureo. Simple y llanamente. Y los españoles cada vez más agotados y cansados.
Lo que es un hecho evidente es que llevamos un año en una campaña continua contra el bipartidismo. Contra los “viejos”. Porque así nos lo han vendido. Da igual que quien acuse de vejez a los demás tenga más de un siglo de historia o que el otro lleve diez años ostentando un escaño y cobrando sueldo público. Da lo mismo. Los otros son los viejos. A pesar de que el PP tenga solo 27 años de historia. Es igual. Los representantes neocomunistas, bolivarianos, le tachan de “viejo” y algunos compran ese mensaje.
Y nos han dicho que “ha llegado una nueva forma de hacer política”. La de PODEMOS y Ciudadanos. Y muchos votantes apoyaron esta opción de buena fe pensando que mejoraría su situación. Pensando que las cosas iban a cambiar a mejor. Pensando que los “viejos” han hecho mucho daño a nuestro país y a los españoles. Y los “nuevos” iban a solucionarlo todo.
Pues fijaos en qué situación estamos. Por primera vez en la historia de la democracia española se repiten unas elecciones. Por primera vez la desestabilidad política ha triunfado. Por primera vez ningún candidato pudo ser investido Presidente del Gobierno en España. Y por primera vez el temor a que perdamos parte de nuestra libertad, a que nos mermen nuestros derechos, a que se aplauda a los asesinos o apólogos de ETA en vez de a sus víctimas. El temor a la bancarrota en España. A un futuro como el de Venezuela, Ecuador o Bolivia. El temor a que se implanten nuevas formas tribales de familia como eje de la sociedad y el temor a que España se rompa por Cataluña, hace que todos estemos en alerta.
Y en esta situación nos encontramos con “nuevos muy viejos” que quieren dividir la sociedad española. Quieren generar odio. Agitan a las masas con mensajes hirientes y falsos. Pero mensajes que llegan a todo el que lo está pasando mal y les ofrecen un culpable. El PP. Son mensajes muy simples con un objetivo. Llegar al poder y hacer lo que les dicta sus viejos principios silenciados.
Y tenemos a otros nuevos que dicen que no se sientan con estos y luego pactan con ellos. Decían que nunca lo harían. Y lo han hecho. Usaron a las víctimas del terrorismo para decir que jamás pactarían con los que pactan con BILDU. Y han pactado. Han buscado un mismo objetivo al que batir, el PP. Pero rascamos y no hay más. Sólo postureo y mensajes enlatados.
¿Es esta la nueva política que queremos los españoles?
Yo no. El postureo y la forma es la que nos ha llevado a esta situación. Hemos abandonado el fondo por la apariencia. Hemos olvidado lo que merece la pena por lo que nos han vendido como el producto milagroso “regenerador”. Pero todo está igual o peor.
Me niego a hablar de nuevos y viejos. Hablemos de buena y de mala política. Creo que es lo que nos merecemos los españoles. Saber si la aplicación de las políticas de cada uno de ellos nos llevará al progreso de la sociedad española y de cada uno de nosotros, nos hará retroceder, nos hundirá más o simplemente, será dirigida por empresas externas.
El PP hace buena política y por eso sigo apostando por ellos. Incluso admitiendo sus equivocaciones y aceptando sus disculpas, sigo apostando por ellos. Y más aún cuando algunos pretenden tapar la gestión del PP con horas televisivas hablando de una sola cosa. La corrupción. Pero la gente no es tonta. Saben quién es quién y saben que las promesas del milagro televisivo no han funcionado.
A mí los cantos de sirena no me van. No creo en espejismos creados desde un plató de televisión. Creo en lo que veo día a día. Y lo que veo es que cuando el PP gobierna, se progresa. Se avanza. Se evita un rescate. Se controla el gasto y se genera más riqueza. Crea empleo. Transforman ciudades. Hacen país. El Partido Popular es un partido vivo. Que, como he dicho, se ha equivocado con algunas personas y ha pedido perdón por ello. Se ha equivocado en cosas que ha hecho y en otras que no ha hecho o no ha podido hacer. Pero sé que jamás pactará ni investiduras ni gobiernos con aquellos que han llegado a la política para arrebatarnos lo que tanto nos ha costado conseguir. La libertad.
Así que cada cual que elija, libremente. ¿Viejos o falsos nuevos? o, ¿buena o mala política?.
Gracias.
Yolanda Estrada