El Gran Hermano (líder) nos vigila
Una de las características de la izquierda que me pone un poco nervioso es que todos sus partidarios saben a base de sus conocidas críticas cómo no deben hacerse las cosas, pero no cómo deberían hacerse. Y el mejor ejemplo es cuando uno trata de preguntarles si, teorías aparte, podrían citar el país donde su supuesta utopía social más se ha aproximado al ideal comunista, salvando los modelos de la Europa nórdica. Ésta es una interrogación que suele quedar sin respuesta. Claro que los más ortodoxos citarán los conocidos casos de Cuba, Venezuela o la antigua URSS. Lugares que, desde luego, ninguno de ellos elige como residencia permanente, pues es bien sabido que son países a donde la gente no huye, sino de donde huye.
En la actualidad, quizá uno de los más acabados experimentos donde el comunismo (de momento) ha triunfado, ha sido en Corea del Norte. Según se nos cuenta en Elperiodico.com, “en 2011, la periodista y escritora Suki Kim residió seis meses en Corea del Norte haciéndose pasar por profesora de inglés de un grupo de casi 300 veinteañeros, todos hijos de la élite del régimen”. Y sus experiencias en esta especie de cárcel al aire libre son aterradoras. Sus alumnos “No sabían qué era internet, ni que los televisores pudieran emitir más de un canal, ni qué era una tarjeta de crédito, ni qué ocurre en el resto del planeta. No conocían las pirámides de Egipto, ni la Torre Eiffel, ni el Taj Mahal”. Podría pensarse que viviendo semejante estado de cosas, existieran focos de rebeldía que en un día no lejano acabarían con ese estado de cosas. Pero no, lo más triste es que, Según Kim, “Cuando llegas, más que las pobres condiciones de vida o el régimen tan estricto que siguen, lo que impacta es descubrir cómo la gente se ha acostumbrado a vivir evitando decir lo que no debe, oír lo que no conviene e incluso pensar lo que no le está permitido.”
Bueno, no pasa nada. Seguramente estamos hablando de un país pobre donde esa pobreza se ha repartido uniforme y justamente. Pero mire usted que no. Porque según el periódico Huffington Post, el amado líder norcoreano Kim Jong amasa una fortuna personal de unos 5.000 millones de dólares y sus gastos anuales en caprichos de toda especie se acercan a los 600 millones de dólares. Así, por ejemplo, unos 30 millones en licores importados, un yate modelo Princess de 200 pies, valorado en unos 8 millones, una pequeña colección de unos 20.000 DVDs, un cine privado de lujo con más de 1.000 localidades, una colección de relojes de lujo valorados en más de 8 millones, otra de automóviles de alta gama, especialmente Mercedes Benz, con mención especial para un modelo 600 S acorazado que vale más de 1.700.000 pavos. Un precio similar al que debe de haber costado el avión presidencial, a imagen y semejanza del Air Force One. Mas una serie de insignificantes caprichos como caballos de pura raza, campos del golf privados, tres docenas de pianos cada uno de los cuales supera los 60.000 dólares… Y a todo ello habría que añadir 17 palacios repartidos por todo el país, y hasta una isla privada para uso exclusivo del Gran Jefe.
Pero lo más llamativo del caso, y que resultaría cómico si no fuera trágico es cuando Suki Kim dice “Todos mis alumnos eran varones. Les pregunté por el tema (de sus relaciones) y en un primer momento me dijeron que no tenían ningún interés en las chicas, que ellos solo pensaban en el Gran Líder”.
Bueno. Bueno. Buenoooo… No nos pasemos, ¿eh?
Acabamos uniendo nuestros parabienes a los emitidos por los democráticos presidentes de Cuba y Siria, Raúl Castro y Bashar al Assad, quienes han felicitado a Kim Jong Un por haber sido nombrado presidente del Partido de los Trabajadores de Corea, un cargo incluso superior al que ocuparon su padre Kim Jong II y su abuelo Kim II Sung.
¿Eran las izquierdas quienes estaban en contra de las monarquías hereditarias?
Me pareció haber visto un lindo gatito…
Abelardo Hernández