La risa siberiana del camarada Iglesias. Por el gran escritor Tomás Cuesta
Habida cuenta de que los mitos y los hitos de la historia soviética ocupan un lugar de privilegio en el hábitat mental de Pablo Iglesias, no es de extrañar que, para quitarle hierro al centelleo de navajas en la nomenklatura de Podemos, haya tenido el cuajo de perpetrar una agudeza sobre el inmenso matadero que gestionaron sus ancestros. El camarada Iglesias, perito en triquiñuelas, quiso salir al paso de la fronda insurgente caricaturizándose a sí mismo de Stalin con coleta y enviado a sus pares, Bescansa y Errejón, a tomar por Siberia. Un chiste facilón que, sin embargo, surtió efecto y se expandió de tuit en tuit cual la farsa monea… (Seguir Leyendo)
Selección: La Tarántula