Secretarios de Estado de Carlos IV. Francisco Saavedra
El cuarto Secretario de Estado de Carlos IV fue el sevillano Francisco de Saavedra y Sangronis, nació en 1746 y murió a los 73 años, en 1819. Político y militar español, Secretario de Estado con Carlos IV y con Fernando VII.
Durante la Guerra de la Independencia presidió la Junta Suprema de Sevilla. Nombrado Secretario de Hacienda de la Junta Central Suprema, pasó a ser nombrado Secretario de Estado en septiembre de 1809. Cuando en enero de 1810, la Junta Central Suprema se disolvió, Saavedra pasó a formar parte del Consejo de Regencia.
Es uno de los cinco regentes que convocan Cortes en Cádiz, donde se redactó la primera Constitución de Española, la Constitución de Cádiz de marzo de 1812.
Doctorado en Teología por la Universidad de Granada, con 21 años ingresó en la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla.
Un año después ingresó de cadete en el regimiento Inmemorial del Rey comenzando su carrera militar de manera brillante. Destaca su intervención en la organización y funcionamiento de la academia para oficiales de Ávila. Estuvo en la fracasada expedición de Carlos III a Argel.
En 1776, siendo capitán, pasó a ser alto funcionario del Secretariado de Indias, donde Carlos III acababa de nombrar a José de Gálvez, marqués de Sonora, Secretario de Estado del Despacho Universal de Indias.
Fue elegido, cuatro años más tarde, comisionado regio en el Caribe como plenipotenciario del gobierno. Coordinador de las fuerzas navales y terrestres de España y Francia desplegadas en la zona en apoyo a la guerra de Independencia de los Estados Unidos.
Durante su navegación hacia las Antillas fue capturado por un navío inglés y preso en la Isla de Jamaica. Seis meses después, ya liberado, pasó a Cuba donde se encontró con su amigo Bernardo Gálvez, sobrino del Secretario de Estado. Gálvez era jefe de las fuerzas españolas que se disponían a echar de las dos Floridas a los británicos y a ayudar a los patriotas americanos. Saavedra estuvo con él en la toma de Penzacola.
Viajó a Méjico para recaudar dinero para la escuadra y tropas establecidas en La Habana.
A lo largo de toda su vida, Saavedra fue redactando diversos diarios. En su visita a Méjico detectó el ambiente político del virreinato, la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos influía en los criollos ilustrados de Méjico y preocupaba a las autoridades coloniales españolas, era la primera guerra colonial de independencia de las viejas monarquías europeas. Detectó la posibilidad de movimientos independistas en las colonias españolas.
Los 500.000 pesos obtenidos en Méjico sirvieron para que la escuadra francesa pudiera navegar hasta la bahía de Chesapeake, rechazar a la escuadra inglesa y contribuir a la rendición de Yorktown, última batalla de la guerra de independencia norteamericana.
Firmada la paz, Saavedra volvió a Europa en 1782.
Un año después fue nombrado, por el Secretario de Estado de Indias, intendente de Caracas con la orden de modernizar la provincia de Venezuela que no estaba suficientemente atendida.
Volvió a España, concluido su periodo de gobierno en 1788, un año antes de la muerte del Rey Carlos III. Un año después fue nombrado miembro del Consejo de Guerra.
En 1797, Godoy le nombró Secretario de Estado de Hacienda.
Fue Secretario de Estado con el rey Carlos IV, desde el 30 de marzo al 21 de febrero de 1799 aunque desde agosto no ejercía como Secretario de Estado por enfermedad.
Entretanto la guerra contra Inglaterra continuaba. En julio se libró el combate y la derrota de la escuadra española cerca de Cartagena. En noviembre se perdió nuevamente la isla de Menorca, no volvió a ser recuperada hasta 1802 con el tratado de Amiens.
España había perdido todo su poder, estaba a merced de Francia o de Inglaterra, no era ni la sombra de la España de Carlos III. El gobierno vivía en medio de una crisis total. Los enfrentamientos entre ambos bandos: tradicionalistas e ilustrados eran cada vez más duros, unos querían poner en marcha propuestas políticas para intentar cambiar la situación y los otros trataban de evitarlas a toda costa.
El rey no defendió a los Ilustrados. Jovellanos fue desterrado, de nuevo, a Asturias sin haber conseguido ninguno de los tres objetivos que se había marcado: abordar la reforma universitaria, iniciar la desamortización y recortar los poderes de la Inquisición. Por otra parte, Saavedra fue depuesto de su cargo.
Joaquín de la Santa Cinta. Ingeniero aeronáutico, Economista e Hitoriador