El capricho de un grupo de pijos y una cacicada político-administrativa alejan a McDonalds de Somosaguas Centro, arrastrando consigo a cien puestos de trabajo
Ganó Gonzalo Guitián. Con ayuda arbitral, si se quiere, pero el partido ha terminado y lo ganó el influyente comisionista. El escandaloso caso McDonalds ha llegado a su fin. Definitivo. Los dueños del terreno en el que se iba a construir una clínica y un restaurante McDonalds han resuelto el contrato con la compañía americana de comida rápida. Las condiciones que le impuso la Gerencia de Urbanismo de Pozuelo eran inasumibles para la viabilidad del negocio y ambos han optado por resolver su relación comercial. Ya no habrá ni clínica ni restaurante frente a Somosaguas Centro. Ganó Guitián. Ganaron unos cuantos pijos de Pozuelo a los que no les gustaba que hubiese un restaurante popular frente a sus casas. Perdió Pozuelo de Alarcón. La resolución del contrato se ha llevado por delante cien puestos de trabajo fijos y una importante generación de riqueza. Pero ¿qué importa eso? Somos ricos. Los acomodados vecinos de Somosaguas Centro ya no olerán a comida rápida y el PP habrá ganado 18 votos. Enhorabuena, Susana Pérez Quislant.
Lo que no sé es si Cristina Cifuentes estaría muy contenta con el desarrollo de los hechos, de haberlos conocido, pero, desde luego, sé que Mariano Rajoy no lo estaría. Le está costando mucho trabajo crear cada puesto de trabajo para que una señora del PP se la coja con papel de fumar y se cargue cien puestos de trabajo por un “quítame allá esas pajas” o quién sabe si por algo peor.
La historia del caso McDonalds es bien conocida por los lectores de este diario (fuimos quienes destapamos el escándalo) y por los lectores de otros medios nacionales porque supuso una algarabía política tan tremenda en Pozuelo que saltó sus propias fronteras. La cosa terminó al tercer intento y retorciendo la ley hasta dejarla a tres centímetros de la prevaricación.
Por eso no la voy a relatar de nuevo ahora. Escrita está en este diario con pelos y señales y ahí quedará para escarnio de algunos de sus protagonistas y para estudio de los que quieran conocer exactamente lo que no hay que hacer en un caso parecido. Para que puedan comprobar la forma más insensata de actuar en política y de los quehaceres, bastante impresentables, que se llevaron a cabo y en los que primó la cabezonería, el ocultismo, las amenazas, los ceses y la trapacería.
“Gonzalito puso un huevo, éste lo coció, éste lo peló, éste le echó sal y unos cuantos pijitos de Somosaguas Centro,…se lo comieron”. Ya pueden sentirse orgullosos.
También pueden sentirse orgullosas la propia alcaldesa Quislant y, cómo no, la concejala Paloma Tejero. Y, por supuesto, el señor Gerente de Urbanismo Virgilio M. Minguito. A ellos eso de la destrucción de puestos de trabajo les da lo mismo. No va con ellos, ea.
A Susana y Paloma porque ellas son profesionales de la política y el partido las lleva de un sitio a otro. Siempre en “coche oficial”. Nunca han tenido que salir a buscarse la vida. Cuando termine su responsabilidad en Pozuelo se irán como vinieron. Son feriantes de la política. Hoy en este pueblo, mañana en el otro. Qué más da. Y Minguito porque él, como funcionario, ni quita ni pone rey. Se limita a servir a su señor. Primero, todo es correcto. Segundo, todo es legal. Tercero, bueno, es legal pero con restricciones. Y al que le pese que se joda. Se está calentito en el despacho.
Pero tranquila, señora Quislant. Nadie va a cuestionar nada. A McDonalds no le interesa ya el negocio y a los empresarios pozueleros tampoco. Ni siquiera van a reclamar ante la Justicia una decisión a todas luces sospechosas. McDonalds porque es una empresa seria y no le gusta la música que sonaba en el caso. Además, el negocio para ellos ya no era rentable. Los propietarios del terreno y promotores de ambos negocios (también cuenta la clínica) porque son gente de Pozuelo y prefieren retirar sus tropas a los cuarteles de invierno antes que seguir guerreando. A fin de cuentas, tienen que seguir trabajando en esta ciudad. Se lo pusieron difícil y les han hecho daño. Y lo peor es que no creo que ellos sepan realmente por qué. Como yo. Pero su postura es razonable y entendible. Ellos seguirán creando puestos de trabajo en la ciudad y los políticos se irán.
Caso cerrado.
Es curioso que, ayer precisamente ayer, este periódico daba la noticia de que el paro había bajado en Pozuelo. No conocíamos esta noticia. El saldo habría salido negativo.
El Capitán Possuelo