Susana Pérez Quislant aprovechó la presencia de Garrido en la sede del PP para pedirle una entrevista con Cristina Cifuentes. Era lo importante.
El jueves pasado, como ya se anunció en este periódico, la dirección del PP de Pozuelo convocó a sus afiliados a una reunión. La primera tras las elecciones municipales. Ya lo expliqué el otro día, venía el consejero Ángel Garrido y había expectación por lo que pasaría…
Era interesante saber el comportamiento de los afiliados y había mucho morbo por el comportamiento político de Adrados y Quislant.
Nada. No pasó nada. Adrados y Quislant fueron educadas y, al menos en público, ni parpadearon y entre los afiliados hubo de todo. Preguntas y silencios. Como la alcaldesa tenía poco que contar, contó poco. Echó algunas mentirijillas que se creyeron los afiliados. Aunque no creo que todos.
Lo mejor de todo fueron los corrillos. Los reencuentros entre afiliados. Ahí hubo de todo. Miedos a Ciudadanos. Desprecio a Ciudadanos. Alabanzas en voz alta a Rajoy y críticas en voz baja al Presidente del Gobierno. Y sobre todo Cataluña.
Pero lo más importante que sucedió en toda la tarde-noche fue las peticiones, directas e indirectas, que Susana Pérez Quislant le hizo a Ángel Garrido para que intercediera por ella ante Cristina Cifuentes y le concediera una entrevista.
Por Pozuelo, claro… Esa rotonda de la 503 con la carretera de Boadilla prometida… Ese carril de incorporación a la carretera de Castilla prometido… Esas promesas a las que agarrarse…
Y por ella, también… Necesita políticamente que la reciba la Presidenta… Sería un gran respaldo… Lo necesita como comer.
No parece. Incompatibilidad pura y dura.
La Piraña del Meaques