Escandalazo: Ante la imposibilidad legal de revocar la licencia, Quislant le ofrece a McDonald el suelo que quiera de Pozuelo si se va de Somosaguas Centro
Cada día que pasa, la alcaldesa Susana Pérez Quislant actúa de manera más confusa, más caprichosa y más equívoca. Incluso, más sospechosa.
¿Qué le prometió a Gonzalo Guitián para llegar tan lejos en su gestión del caso McDonalds?
Como todos los lectores de El Correo de Pozuelo saben, la alcaldesa Quislant, tras conceder la licencia de construcción de una obra frente a Somosaguas Centro siendo concejala de Urbanismo, que esa licencia pasara a continuación su periodo legal de alegaciones y que llevara tres meses construyéndose la obra, se reunió con un comisionista llamado Gonzalo Guitián, tras la celebración del pregón de las Fiestas de la Consolación, en el edificio del viejo ayuntamiento. Y allí, presuntamente, debió prometerle algo respecto a esa licencia de obra, si nos atenemos a lo que ha ido contando, públicamente, el propio Guitián por todo Pozuelo.
¿Qué le prometió la alcaldesa y a cambio de qué? No se sabe. Pero por sus obras los conoceréis.
Y lo cierto es que el inefable Guitián presentó un raro nuevo escrito de reposición en el Ayuntamiento contra esa licencia concedida en mayo porque, al parecer y entre otros argumentos, a unos cuantos vecinos pijos de Somosaguas Centro les molesta el olor de la comida McDonalds y no consideran que el propio McDonalds sea un restaurante acorde a su nivel de vida. En Somosaguas Centro hay quien se cree el ombligo de Pozuelo porque vive frente a La Finca.
Tras este escrito de reposición, Quislant se puso en marcha, dispuesta a parar la obra sí o sí, aprovechando, alevosamente, que el Gerente de Urbanismo estaba de vacaciones. No se entienden de otra manera las prisas que tomó el asunto, cuando se había tardado nueve meses en conceder esa licencia, repito, estando la alcaldesa de concejal de Urbanismo.
Y vaya si tenía prisas. De pronto, cesó al sustituto del Gerente de Urbanismo, presuntamente, porque se negaba a firmar la paralización de la obra, ya que no había ningún motivo objetivo para ello, y otra funcionaria interina, con potestad de firmar ese cese de la obra, se dio de baja por depresión ante las presuntas presiones que ejercían sobre ella para que firmase dicha paralización.
Al final, terminó firmando la paralización de la obra otra funcionaria que pasaba por allí pero que tiene muchas ganas de crecer profesionalmente en el Ayuntamiento, aunque, eso sí, no tuviese nada que ver con la Gerencia de Urbanismo, que es el organismo encargado de llevar a cabo esas funciones. Todo era muy raro.
Y la obra se paró porque había que pararla. Y los trabajadores se fueron al paro. Daba igual. Primer objetivo cumplido. Pero la alcaldesa Quislant ya no podía seguir adelante con el presunto plan trazado. La revocación de la licencia de obra, que era lo que ella quería en definitiva, no podía hacerla porque nadie de la Gerencia de Urbanismo se atrevía a firmarla ya que nadie la veía claro y decidió esperar al Gerente de Urbanismo que, como digo, estaba de vacaciones.
Y esperó unos días. Y el Gerente de Urbanismo volvió y se hizo cargo del tema con la presunta orden expresa de encontrar una razón, por pequeña que fuera, para revocar la licencia. Eso de la despolitización de la Administración es un concepto que no debe entenderse bien en Pozuelo de Alarcón.
Pero surgió un problema: el Gerente de Urbanismo, tras analizar por tercera vez la concesión de la licencia, no encontraba la razón que buscaba la alcaldesa para revocar la licencia. No encontró, una vez más, ninguna razón que la revocase. Estaba conforme a ley. La concesión de una licencia de obra es una decisión reglada y no admite dudas. Ni siquiera había ninguna razón objetiva por la que parar la obra.
Pero la obra seguía parada. Menos mal. A los pijos de Somosaguas Centro no les gusta el olor de la comida rápida y la señora Quislant, presuntamente, le había prometido al inenarrable Guitián quitar ese olor y esa marca de su entorno. En cualquier caso, ay mare meua, dijo la alcaldesa Quislant (es alicantina) al conocer que el Gerente de Urbanismo no encontraba nada que sirviese para revocar la licencia.
¿Y qué se le ocurrió a la señora Quislant para cumplir su presunto acuerdo con los pijos de Guitián?
Algo más inexplicable aún dentro de lo extraño que es todo.
Como no había razones para revocar la licencia, Quislant mandó a su actual mano derecha Paloma Tejero que negociase una salida a la crisis con McDonalds.
Tejero es una de esas políticas que viven toda la vida del partido y que vino a Pozuelo como concejala de Urbanismo por recomendación del marido de la señora Quislant, ya que habían trabajado juntos en Móstoles y eran buenos amigos.
De esta concejala ya hablaré un día de estos, cuando cierre algún tema que tengo pendiente, porque es todo un personaje. Lo dije cuando vino de ‘paraca’ y me interesé por su pasado en Móstoles. Ojo con Paloma que me han dicho que es de goma. Y, vaya, como es una liante política de mucho cuidado ya ha producido incidentes graves con otros concejales dentro del Gobierno de Pozuelo.
El caso es que la señora Tejero, que aún usa GPS para moverse por Pozuelo porque no conoce la ciudad ni creo que le interese conocerla más allá de lo que le sirva para medrar, se reunió con los representantes de McDonalds y les ofreció, presuntamente, (agárrense que vienen curvas), la posibilidad de elegir el terreno que quisiesen de todo Pozuelo de Alarcón para establecer un nuevo restaurante a cambio de irse del terreno en el que están construyendo frente a Somosaguas Centro. Incluso, me cuentan, extendió un mapa del término municipal y les dijo, presumiblemente pero muy teatral, como es ella: Elijan parcela.
Los funcionarios más malos del Ayuntamiento me cuentan que, presuntamente, incluía terreno público, aunque yo esto no me lo creo. No es tan fácil ofrecer terreno público salvo que sea una analfabeta en urbanismo. Pero, desde luego, sí ofreció terreno privado. El que fuera. Elijan. Porque, presuntamente, ya hablaría ella con los dueños del terreno elegido. Me cuesta creerlo también pero me lo juran.
Sin duda, pozueleros, el caso McDonalds, ya no solo es un escándalo, es un escandalazo.
Pero insisto en mi pregunta inicial: ¿Qué le prometió la alcaldesa Quislant a Guitián en el balcón del Ayuntamiento viejo para llegar a este extremo de perder, incluso, el pudor político?
Y, peor aún, ¿a cambio de qué?
No lo sé. Yo, al menos, no encuentro explicación posible ante tanto dislate y hace tiempo que no tengo malos pensamientos. Lo que sí creo es que Susana Pérez Quislant, definitivamente, ha perdido la sindéresis política. Esta manera, presuntamente, de actuar ya forma parte de lo definido como obscenidad política. ¿O era prevaricación? Líbreme el cielo, insisto, de los malos pensamientos.
Pero, vamos, en cualquier caso, su actuación es exactamente lo que necesita Mariano Rajoy de cara a las elecciones generales de diciembre.
El Capitán Possuelo
Totalmente de acuerdo con lo que Ud. dice, “lo que necesita Rajoy de cara a las elecciones generales”.
Empresarios arruinados, obreros al paro, falta de apoyo en la creación de empleo, posible acoso a funcionarios, posible prevaricación,…¿quién da más en menos tiempo?
Sin ninguna duda estos políticos son extraterrestres.
Y los de la oposición, como decía el butanito, unos “abrazafarolas”.
Muchas gracias por su participación. Saludos
Después de leer todo lo que acontece en este tema tan lindo me pregunto:
¿Se han presentado las.querellas por presunta prevaricación, contra la gerente en funciones que paralizó las obras, y por por presunta prevaricación y tráfico de influencias a la concejal de urbanismo y alcaldesa?
¿Se ha denunciado a la fiscalía anticorrupción los hechos?
Y una recomendación a McDonalds, he oído que en los terrenos donde está instalada la Universidad Francisco de Vitoria, carece de Plan Parcial y Proyecto de urbanización, pero que las licencias de actividad y de obra se otorgan fácilmente. No me lo puedo creer, pero eso he oido. Animo, que en la próxima que den, en el mismo paquete se podía meter la alguna ampliacion y de paso la hamburguesaría. No creo que le haga sombra a la alta escuela de cocina que allí inauguró un anterior alcalde y presuntamente sin licencia. ¿Es esto el interés general?
Muchas gracias por su participación. Saludos
No sé por qué se considera este caso un escándalo. En Colonia Jardín (es decir, muy cerquita de Pozuelo) han tenido un caso similar hace unos meses. Los vecinos protestaron porque en dos solares cercanos a las casas aparcaban muchos coches a diario y eso ocasionaba trasiego de coches, gente, suciedad, etc. y les resultaba molesto. Los vecinos se han salido con la suya y se han vallado los terrenos ya que su uso no estaba destinado a aparcamiento. En fin, este tema no ha salido en ningún medio de comunicación, nadie los ha llamado pijos y, sin embargo, ha causado un perjuicio a todas esas personas que nos veíamos obligadas (la mayoría de Pozuelo y Boadilla) a aparcar allí para poder coger el metro para ir a trabajar. Ni el Ayuntamiento de Madrid ni la Comunidad ha dado ninguna solución alternativa. Mi conclusión es que es muy fácil hacer el chiste fácil de los “pijos de Pozuelo” pero es una hipocresía porque en todas partes cuecen habas.
Muchas gracias por su participación. Saludos.
Si el Ayuntamiento ha cometido una irregularidad, la pagaremos todos. Eso sí sería un escándalo. Pero no podemos juzgar por anticipado.