Adrados dejó a Quislant ante el reto de su vida, que la nueva alcaldesa no puede dejar pasar en modo alguno
(15-06-15) Mucha gente no salimos de nuestro asombro. Hemos votado los ciudadanos de Pozuelo (me niego a llamarnos pozueleros, según una norma inventada por algún lumbrera hace algunos años) a una candidata que se ha “sacrificado” por nosotros para presidir la Cámara Autonómica Regional.
Seamos claros. Todo el mundo sabía que Paloma Adrados iba de número cuatro en la lista. Todos sabíamos que si el PP ganaba o pactaba para gobernar, nuestra alcaldesa buscaría lo que le negaron hace cuatro años: Pertenecer al staff de la Comunidad de Madrid. Nunca quiso ser Alcaldesa de Pozuelo. De hecho, según me confesó una persona muy allegada a su entorno, no quería dirigir “un pueblo de paletos con dinero”.
Independientemente de sus preferencias, de sus ambiciones y de su desdén por el municipio que presidió durante cuatro años, tengo que admitir que Adrados ha sabido nadar y guardar la ropa. Ha sido capaz de mantener no sólo a los compromisos genoveses de Sepúlveda, a sus asesores y a sus cargos directivos, sino de culminar una lista electoral digna de Carlos III, el nuevo despotismo ilustrado del siglo XXI. Todo para el pueblo (¿?) pero sin el pueblo. (Los pocos cachorros de las juventudes del PP que repasen la ESO para saber a lo que me refiero).
Afortunadamente para Paloma, ya no tendrá más agujetas en los risorios, que son los músculos que nos hacen reír; no tendrá que ver su imagen retocada con Photoshop ni tendrá que verse como el joker de Batman en un cartel electoral. Eso que gana. En la Presidencia de la Asamblea de Madrid puede mantener el rictus serio sin forzar un gesto que para nada coincide con su personalidad.
Lo peor viene ahora. Deja una persona de su plena confianza, pero con un equipo dividido. Una mujer muy influenciable y mimética que pierde su norte de los últimos cuatro años y que sabe que no tiene el apoyo de la totalidad de su grupo. Susana Pérez Quislant tiene ante sí el reto de su vida.
Por una parte, fabricarse a sí misma como lideresa del Ayuntamiento de Pozuelo. Es consciente de lo ocurrido con miembros de su actual grupo cuando la dimisión de Jesús Sepúlveda y la campaña de acoso y derribo que sufrió Gonzalo Aguado al intentar que corriese la lista e imponer a un alcalde más voluble como era el caso de Félix Alba. De hecho, según leo en esta página, parece que ha tenido que intervenir Génova para calmar de nuevo las aguas. Pero quedan cuatro años por delante, demasiado tiempo para un nido de conspiradores que volverán a la carga en cuanto tengan la mínima ocasión. Veremos si puede hacer un equipo de su entorno que le sea fiel y que la arropen de más que probables puñaladas.
Por otra, debe dejar de lado los modos y maneras copiadas de su anterior jefa. Debe moderarse sobre todo de puertas adentro y romper con esa imagen dictatorial que tiene con los trabajadores del Ayuntamiento y dar una imagen más amable a la ciudadanía. Por último, dar las explicaciones pertinentes a sus afiliados y revitalizar su agrupación local. No debe olvidar que dentro de poco se celebrarán las elecciones nacionales y tiene que pedirles de nuevo que se sacrifiquen un domingo para soportar una interminable jornada. Hay que explicar muy bien cómo y por qué se ha llegado a esta situación, combatir el desánimo e ilusionar a sus bases.
Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos. Tiene una oportunidad de oro de cambiar. A ver si la aprovecha.
J. Garcis