Ciudadanos complica la vida política de Paloma Adrados y puede dejarla sin su sueño de defender a Pozuelo en la Asamblea de Madrid
(03-05-15) El partido de Albert Rivera anda crecido. Extrañamente crecido. Presume de ser llave de gobierno y no hace otra cosa que retorcer el brazo de Cristina Cifuentes si quiere gobernar la Comunidad de Madrid.
Un tal Ignacio Aguado, conocido en su casa a la hora de comer y con el único aval de 17 diputados de 129 que componen la cámara (manda huevos), está jugando a una política redentorista tan fuerte que se ha colocado a tres centímetros de la línea roja que marca la dignidad política. La humillación del adversario político, Aguado, es mala consejera. Pero él lo está haciendo como si fuese el rey del mambo. No sé si por encargo de Rivera o motu propio pero se está pasando siete pueblos. Él sabrá hasta donde debe apretar. Aunque alguien debería decirle que, en política, todo se termina pagando. Todo.
El caso es que, entre las medidas que Ciudadanos exige al PP hay una por la que Cifuentes debe prescindir de los diputados que, al mismo tiempo, sean alcaldes de una ciudad. Y entre los diputados electos del PP, nueve encabezaron una lista municipal, aunque a tenor de los resultados de las elecciones del 24-M, sólo cinco de ellos tienen serias opciones reales de optar a la elección por tener mayorías absolutas.
El tema nos afecta de lleno porque, entre estos últimos, está Paloma Adrados, nuestra alcaldesa en funciones. Y, además, como está en un lugar en el que se muestra claramente que es persona de la máxima confianza de Cifuentes, creo que es el primer nombre que pondrán encima de la mesa y sobre el que se tendría que optar entre una u otra responsabilidad.
Tengo que decir, en este instante, que si no me gustó nada que Paloma Adrados fuese en las dos listas electorales porque me parece un fraude electoral, tampoco me gusta que este personaje, ‘redentor democrático de nuevo cuño’, esté jugando a remediar la política española.
Pero dicho esto, lo cierto es que si Aguado sigue en sus trece y todo indica que seguirá, las amigas Cristina y Paloma tendrán que decidir qué hacer en apenas unos días.
¿Se irá Adrados con su amiga Cifuentes como consejera de algo o se sacrificará y se quedará de alcaldesa de Pozuelo de Alarcón?
Adrados se quiere ir. Siempre se quiso ir. Siempre consideró que Pozuelo, aunque fuese su ciudad, era el destierro. Ya sé que me crucificará por decirlo pero es la verdad. Aguantó una legislatura y, como no podía volver a Madrid sin más, urdió un plan fantástico. Ir en las dos listas para luego elegir. Siempre pensando en Pozuelo, dijo.
De hecho, todo está preparado para ambas posibilidades. Disimulando, insisto, y vendiendo la idea de defender a Pozuelo en la Asamblea de Madrid, dispuso su posible ausencia dejando el Gobierno de Pozuelo en manos de su fiel Susana Pérez Quislant y ese carácter fuerte que tiene y que todo lo controla.
Todo empezaría a rodar tras las tomas de posesión de las responsabilidades respectivas. Lo que no tenía previsto Adrados es que hubiese que elegir antes de tiempo.
Ahora resulta que un chuletilla de Ciudadanos la va a obligar a decidir, antes siquiera de que todo se ponga en marcha. Ni siquiera se esperará a las tomas de posesión para decidir entre quedarse en Pozuelo o irse a la Asamblea y, quien sabe, si a una Consejería de la Comunidad. Todo tiene que ser ya.
¿Se quedará Adrados en Pozuelo y abandonará a su amiga a su suerte y renunciará a defender a Pozuelo en la Asamblea o se quedará en Pozuelo per secula seculorum?
En una casa de apuestas de Gibraltar contemplan las dos posibilidades pero ya pagan 3 a 1 a que se va si no tiene más remedio que elegir. Otra cosa es que el tema sea tan escandaloso y el PP no considere a Pérez Quislant preparada para sustituirla y la obligue a quedarse o, sencillamente también, elegir alcalde a Félix Alba.
Un dilema, vaya.
Ni yo sé que le convendría a Pozuelo. Como a Sira en el día de la votación, ni contigo ni sin ti, Adrados, tienen mis males remedio. Contigo porque me matas y sin ti porque yo me muero. Sólo pensar en la posibilidad de que la alcaldesa sea Susana Pérez Quislant se me abren las carnes.
Aunque también es verdad que puede renunciar a la Asamblea y que luego Cifuentes la nombre Consejera. Todo es posible en política.
Ahora, eso sí, como al final Paloma Adrados se quede en Pozuelo, no le arriendo las ganancias a Miguel Ángel Berzal y su Grupo Municipal… La legislatura que Adrados le dio a Tono Rueda y UPyD parecerá una broma.
El Capitán Possuelo