El PP no tiene un problema de comunicación, como dicen, sino de liderazgo. En Pozuelo, también le pasa
(08-04-15) No pasó nada en la Junta Directiva Nacional de ayer. Nada. Lo dije el lunes. Todo fue calma chicha. Llegó Mariano, mandó callar y todo el mundo chitón. Ahora, los culpables han pasado a ser los componentes del Gabinete de Comunicación. No se dice si el del PP o el del Gobierno pero ellos son los culpables de todo. Las terminales mediáticas han sido activadas y todo el mundo habla de lo mismo. Mariano no es el culpable. Los culpables son los que no saben vender su mensaje.
Ahora la novedad en la justificación del fracaso pasa por que ‘no sabemos contar’ lo bueno que es el mensaje de Rajoy. Fantástica decisión.
Últimamente, es la justificación común en todos los partidos políticos. Y en las empresas. Y en los sindicatos. Y en Pozuelo de Alarcón. Pero el problema de comunicación en el PP y/o en el Gobierno es grave de verdad. El acabose. Lo máximo. Pero yo ya tengo callos en los dedos de aporrear teclados como para que me lo crea. Vaya, que no me lo creo.
El problema no está en la comunicación, señores del PP, que se podría admitir en algún caso puntual. El principal problema del fracaso que está sufriendo el partido es de base. Y aquí se me va a permitir citar al maestro Francisco Muro de Iscar:
“No se puede hablar de un problema de comunicación cuando se esconden o se ignoran problemas internos como la corrupción o los escándalos financieros; cuando se sustituyen las ruedas de prensa por comparecencias sin preguntas o a través de plasmas, para evitar que los medios de comunicación cumplan su trabajo; cuando se quiere domesticar a los medios y que sólo hagan halagos al poder; cuando se evita el contacto directo con los ciudadanos y se ignora a las organizaciones que les representan social, cultural o profesionalmente y sólo les llaman para que voten a favor cada cuatro años; cuando no hay autocrítica; cuando, haciendo un ejercicio indigno, se compara a Caritas con un partido político; cuando el dedo del máximo dirigente lo decide todo; cuando se ignora, incluso, a los órganos representativos del partido -Rajoy acaba de convocar a la Junta Nacional del PP que llevaba dos años sin reunirse- y sólo se les implica cuando se adivina el desastre”.
Tras leer esto, amigo mío, ¿cree usted que el fracaso del PP es de comunicación o es de proyecto al servicio de un líder político que se olvidó de hacer política o, mejor, que quiso hacer política a la antigua usanza sin darse cuenta de que los tiempos han cambiado?
Pasa lo mismo en Pozuelo de Alarcón. Aquí, Paloma Adrados va a pasar a la historia de esta legislatura por no haber hecho nada, políticamente hablando, pero la culpa es de la comunicación del Gobierno. Y el caso es que yo, al principio, me lo creí. Luego me caí del guindo y me di un buen porrazo, no crean. Y la caída me despertó.
Poco puede hacer la comunicación del Gobierno de Pozuelo si su lideresa no está o no se le espera en escenarios importantes y prefiere cambiarlos por contextos tranquilos donde puedan hacerle fotos que parezcan robadas; si no abre las puertas de su Gobierno para que se conozcan sus miembros; si no es transparente aunque se le llene la boca con la palabra; si solo responde por carta a lo que los pozueleros preguntan; si no escucha a los vecinos en directo (dice que a las 7 de la mañana); si discute con ellos cuando comentan algo que no le gusta; si parece estar siempre enfadada y si es incapaz de crear confianza a su alrededor.
Vuelvo a citar al maestro Muro de Iscar: El problema del PP no es de comunicación sino de liderazgo. Y en el PP de Pozuelo de Alarcón, también.
El PP actual no sabe a dónde va. Y, desde luego, es incapaz de olvidar la vieja política y dejar a tras a sus viejos líderes.
La Tarántula