Ignacio González era un cadáver político desde hace semanas. Su caída ha sido la crónica de una muerte anunciada
(06-03-15) El día 19 de febrero este diario escribió:
“¿Ha comenzado el fuego amigo en la Comunidad de Madrid para justificar decisiones sobre la elección de candidatos del PP?
Sin duda, es una pregunta de cien mil euros. Y se la están haciendo los miembros de los mentideros políticos en cenáculos y barras de bar.
En política nada está hecho al azar, salvo en Pozuelo. En política todo se piensa y se razona para buscar estrategias. Maniobras orquestales en la oscuridad para preparar decisiones futuras a más o menos largo plazo. No digo que las cosas que, de pronto, se observaron ayer lo sean. Digo que huelen a estrategia. A preparación del terreno”.
“Y esto me huele mal. Y peor me huele aún cuando hace unos días me dijeron que era muy probable que Ignacio González ya estuviese nominado para caerse de la lista de candidatos. Pero que se había complicado la decisión porque el Presidente ya estaba en precampaña clara.
No me dijeron que, a partir de ahora, le fueran a buscar las cosquillas. Pero la política se escribe siempre con renglones torcidos. Y, a veces, torticeros”.
El 21 de febrero también escribió:
“Hace unos días, me preguntaba si había empezado ya el fuego amigo en la Comunidad de Madrid para justificar decisiones sobre la elección de candidatos del PP y ponía una serie de coincidencias raras sobre la mesa.
Hoy no la haré. Ya tengo la respuesta a aquella pregunta. Otra vez ha aparecido la empresa Indra, otra vez jueces, otra vez dirigentes de la Comunidad de Madrid y sería de tonto no pensar que todo es intencionado, políticamente hablando.
Por supuesto, soy de los que cree que, en la vida civil, se necesitan pruebas para condenar y en estas denuncias presentadas ante la opinión pública no tienen valor de prueba. Aquí sólo hay indicios o sospechas. O ni siquiera eso. Y eso no es suficiente, judicialmente. Pero, hablamos de política y en política, desde un siglo antes del Cristo, el político, como la mujer del César, no sólo tiene que ser honesto, sino parecerlo. Y aquí, desgraciadamente, aparecen demasiadas coincidencias”.
“Son demasiadas coincidencias. Y eso no es normal. Porque, además, estoy seguro de que estas denuncias no van a parar aquí. Cada día estoy más seguro de que alguien, no me pregunten quien, está moviendo hilos y allanando el terreno para suavizar la salida de Ignacio González de la Comunidad de Madrid y poner a otro candidato a las elecciones en su lugar”.
“El Presidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González ya es un cadáver político. Y creo que él lo sabe. Es más, creo que está ya negociando una salida airosa. No le queda más remedio. El fuego amigo ha terminado con él. No peleará por la presidencia de la Región en las próximas elecciones autonómicas. No hay nadie que resista un cañonazo tras otro. Y aunque niegue la mayor y aunque sea inocente penalmente, como político está tocado y ya no está en disposición en abordar una campaña electoral dura, como se prevé, con esa mochila. Es así… Resistirse es peor.
Si se resiste, se encontrará como Tomás Gómez. No quiso darse por enterado de los mensajes que le mandaban desde la calle Ferraz y, al final, lo cesaron de mala manera. A González no lo pueden cesar. Pero, antes de que le ocurra lo mismo y su nombre pase a la fuerza al olvido, debería ser él quien dijese que no piensa seguir porque quiere defender su honra política. Es que se dice siempre. Son las palabras que le dejan decir a los condenados en política”.
Ayer mismo, día 5 de marzo escribió:
“De todas maneras, las cosas no parecen estar demasiado claras cuando el PP de Madrid ha tardado 48 horas en salir en defensa de su Secretario General en una nota que no firmaba Esperanza Aguirre, aunque la propia Aguirre, en un pasillo, haya dicho que González tiene todo su apoyo. O que María Dolores de Cospedal, también 48 horas después, haya comentado que este tema ya es lejano (que no lo es) y que eso no impedirá a Ignacio ser candidato.
En el fútbol, que es un reflejo de la propia vida, cuando el presidente del club confirma al entrenador en su cargo y le demuestra su confianza que se eche a temblar. Le quedan dos telediarios”.
Para este periódico, insisto, era la cónica de una muerte anunciada. Hoy se ha cumplido.
El Capitán Possuelo