A propósito de una moción menor sobre el empleo en el Pleno y el debate político resultante
(27-02-15) En la previa al Pleno de ayer, este periódico habló de su incomprensión en una moción que presentaba el PP. El enunciado era confuso e, incluso, estaba mal escrito ya que hablaba sobre ‘las mejoras basadas en las nuevas tecnologías para la agencia de colocación’.
Después, durante el debate, en twitter, esté periódico la calificó de innecesaria. No tenía sentido presentar una moción sobre algo que la concejalía de Empleo tiene que tener potestad para ponerla en práctica sin necesidad de llevarla al Pleno, aunque en el Gobierno de Pozuelo nunca se sabe hasta dónde llegan o no las responsabilidades de los concejales. Nunca se sabe, de verdad. Como tampoco se sabe nunca qué es importante o qué no es importante para la señora Adrados.
Pero comenzó el debate de la moción y, como la oposición tiene la obligación de oponerse, se opuso. Y empezó a sacarle peguitas a una propuesta que me parecía bastante sensata. Que si aquí le falta una coma y que si allí le sobra una APP. Oponerse por oponerse. Estaba en su papel. Para eso está la oposición, insisto.
Pero en un momento dado, y también estando en su derecho, la oposición derivó el tema a un debate ideológico sobre el empleo. Especialmente por parte de PSOE e IU. Y yo no lo entendí. De verdad, no lo entendí. Creo que Diego de Aristegui, tampoco. Es más, en un momento, pareció que el concejal vino a decir que no había necesidad alguna de ir tan lejos. Que aquella moción era sólo el anuncio de una actividad para favorecer el empleo. Creo que, en algún momento, pensó como yo: que nunca no debió presentarla al pleno. Posiblemente, porque la sociedad vaya para atrás. Posiblemente, porque habíamos llegado demasiado lejos y los recursos no son inagotables y hay que repartirlos más igualitariamente.
El concejal de Empleo pensó, a priori, que era bueno presentar en el Pleno una herramienta para facilitar que el parado y la empresa se pusieran en contacto y el debate se fue un poco de madre porque, como digo, pasó a ser un debate ideológico.
El Correo de Pozuelo, como Felipe González y Deng Xiao Ping, entendió y entiende que da igual que el gato sea blanco o negro ya que lo importante era que cace ratones. A mí, a estas alturas, me da igual el debate ideológico. Lo importante es sacar a gente del paro. Y El Correo de Pozuelo lo tuiteó. Dijo, exactamente, ‘Todo lo que se haga, todo, para conseguirle un empleo a alguien es una obligación de las instituciones públicas’. Y en ese momento, el debate saltó a la calle.
En ese momento, el debate político del Pleno se desvió a Twitter. Y Maite Pina y otros tuiteros me rebatieron. Incluso, Pablo G. Perpignà apareció para mostrar su desacuerdo. Cosa, por otra parte, que me parece muy bien. Respeto la libertad ideológica. Y en sus tuits, me decían que no querían un empleo con contrato mercantil. Falso autónomo, fue el concepto empleado.
Pero este diario no es partidario de debatir en Twiter. En 140 caracteres no se puede debatir en serio porque hay que dividir el razonamiento en partes, con lo que se meten otros tuist en medio, y, en definitiva, se pierde la línea argumental.
Y como el tema del empleo y del paro es muy importante en España en este momento y yo lo considero primordial, voy a exponer mis razonamientos aquí. Los que defiende El Correo de Pozuelo.
Conozco poco a Perpignà. Me parece un joven interesante que dará mucho juego en la próxima legislatura. Sobre todo porque será divertido ver como madura políticamente su ardor guerrero.
Pero sí conozco bastante a Maite Pina. He hablado mucho con ella de teoría política. Y coincido, además, en muchas cosas relacionadas con el 15M, ese movimiento cívico que ni el PP ni el PSOE ni, siquiera, IU entendieron aunque no tendrán más remedio que entender. Y como, con Pina coincido también en temas político-prácticos pero no tanto en temas político-ideológicos, creo que ésta es una buena ocasión para debatir de ambos conceptos. Porque no coincido, para nada, en éste tema que nos ocupa. A los demás que me contestaron en Twitter, como nos los conozco no los personalizo.
La izquierda, en general, quiere empleos de calidad. Es su premisa incuestionable. Su refugio ideológico. Y eso está muy bien porque yo también los quiero. Pero de eso ya no queda. Finito. Ya ni quedan puestos de trabajo para toda la vida ni quedan coberturas sociales completas. Ya me gustaría que así fuese. Ahora hay lo que hay.
Ahora solo hay trabajo en las condiciones del mercado, al menos en la UE que nos hemos dado. Y si se quiere se toma y si no se deja. Y el Estado, desgraciadamente, puede hacer poco para cambiar esas condiciones salvo intentar cubrir el desempleo. Son las nuevas reglas. ¿Injustas? Bueno, injustas. Pero reales. Política práctica. Lo demás es utopía, cuando no sueños setenteros. El mundo ha cambiado muy deprisa y, desgraciadamente, le ha puesto precio al Estado del Bienestar. Y el precio ha resultado demasiado caro. Posiblemente, yendo para atrás. Posiblemente, porque se habría ido demasiado lejos. Es igual. Es así.
Por eso, ahora el Gobierno de Pozuelo lo único que puede hacer es facilitar que el trabajador y la empresa se encuentren. Es su función. No puede hacer otra cosa. Los acuerdos a los que lleguen ese trabajador y esa empresa serán cosa suya. Y creo, insisto, que la concejalía de Empleo debe favorecer esos encuentros.
Y pienso más. Pienso que los trabajadores ya no necesitan tanto el proteccionismo de la izquierda como que se le abran caminos a su talento. Ya saben lo que quieren. También es verdad que me he vuelto muy individualista. No me gustan los tutelajes. La verdad es que nunca me gustaron.
Y el hecho de que firmen contratos mercantiles no es nada malo en estos tiempos. Ha habido gente, como yo mismo, que más de la mitad de su vida laboral la realizó con contratos mercantiles. El cielo no se cae por ello.
OTROSI DIGO: Por supuesto, las páginas de El Correo de Pozuelo están abiertas en este debate a quien quiera debatir.
La Tarántula