Felipe González es ya un viejo ‘chocho’ que solo vive para quedar bien con todo el mundo
(20-02-15) Ayer, los mentideros políticos de la Comunidad de Madrid se dieron un respiro. El ex presidente del Gobierno Felipe González había escrito, en el diario El País, un artículo en el llamaba a su partido “a recuperar un proyecto capaz de representar a esa mayoría que espera respuestas”. Y yo, tras leerlo, me sentí defraudado. No sé qué quiso decir. No lo sé. También puede ser que lo escribió muy deprisa o que no corrigió suficientemente el que le presentó su ‘negro’. ‘Ghostwriter’, dicho en cursi.
Estoy por asegurar que fue un artículo de encargo. Un artículo que aclarase, desde su autoridad moral, el conflicto que se ha producido en el socialismo madrileño con la democracia interna y él, metido en un compromiso, aplicó vieja democracia vaticana. Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio…
Y es que no sé si lo que quiso decir es que apoyaba la democracia interna de los partidos y renegaba de la tentación controladora que tiene ahora el PSOE con el PSM o apoyaba el mangoneo de Sánchez porque lo importante en política es conseguir el poder.
Por una parte, hablaba de su lucha por regenerar la democracia, algo que sólo se conseguiría, en sus propias palabras, cambiando la democracia interna de los partidos políticos con el propósito de empoderar a los ciudadanos pero, por otra parte, decía que si la democracia interna de los partidos no elige bien y se pierde en las elecciones de los ciudadanos hay que saltársela porque de lo que se trata, insiste, es de conseguir el poder.
“¿Puede la democracia interna estar en contra o ser prioritaria sobre la democracia de los ciudadanos con sus votos?”, de pregunta. “Si es así, se contesta, y ocurre con alguna frecuencia, significa que lo que elegimos dentro del partido está alejado o en contradicción con lo que los ciudadanos están esperando de nosotros”. Y entonces hay que tomar medidas correctoras.
Para González, poner la democracia interna por encima de los resultados electorales es cuando menos “una contradicción en sus términos” y si esa democracia va en contra o por encima de “la democracia de los ciudadanos con sus votos” significa que lo que se elige dentro del partido está “alejado o en contradicción con lo que los ciudadanos están esperando” de él. Y entonces, al carajo la democracia interna.
Y el hombre que trajo a España las elecciones primarias como bandera de la democracia interna dice ahora que son, ciertamente, un método de regeneración democrática pero justifica que no se celebren porque mientras no sean “legalmente obligatorias para todas las fuerzas políticas, es imposible evitar que se degraden y/o manipulen”. Sigo sin entender nada. Es más, creo que no debo decir lo que pienso.
El ex presidente del Gobiernos afirma que la democracia interna no está por encima de los intereses electorales. “Madrid necesita una mayoría que sea capaz de defender un sistema educativo público, que iguale las oportunidades de los ciudadanos a través de todo su proceso de formación” y si para ellos hay que saltarse la democracia interna, se salta.
Respeto mucho a Felipe González. Respeto mucho a todos los ex presidentes de Gobierno por lo que han significado. Incluso, a José Luís Rodríguez Zapatero. Pero creo que Felipe González se está haciendo viejo. Pienso que este artículo se lo han pedido para que pusiera algo de orden en el desatino que está viviendo el PSOE y el PSM y lo que ha hecho es un ‘chocotajas’, que se dice en La Mancha. Ha estado en él al plato y a las tajás. Ha querido estar en la procesión y repicando las campanas. Y lo ha conseguido. No quiere líos. Y eso no puede ser, señor González.
Es más, creo que ayer le silbaron los oídos. Creo que muchos jóvenes socialistas que quieren la regeneración auténtica del partido, que es lo que exige la sociedad española de hoy, le volvieron a repetir aquello de ‘váyase, señor González’.
La Tarántula