La caída de Tomás Gómez y los planes de Ángel G. Bascuñana, Eva Izquierdo, David Cierco e, incluso, Gonzalo Pastor en Pozuelo
(12-02-15) Revolución en el PSOE madrileño. Inesperada. A tras mano. Veletera. Incomprensible a primera vista. Mira que Ferraz ha tenido ocasiones para cargarse a Tomás Gómez desde que hundió al PSOE madrileño en las autonómicas de 2011 y eso que iba de ‘invictus’, pero no fue posible. Tipo listo éste Tomás. Se enfrentó a Zapatero. Y a Rubalcaba. Incluso, a Pedro Sánchez aunque al final cambió de bando en las últimas primarias. Y ahí seguía. Y seguía con el coste del Tren de Parla a cuestas, que ya es carga pesada de llevar. Le importaba un carajo lo que se dijera de él. Siempre iba a lo suyo.
Hasta ayer. Como en la vieja canción de Carlos Puebla y los Tradicionales, llegó el Comandante y mandó parar. Y Tomás paró. Las malas lenguas me han dicho que, quien mandó al que mandó parar, fue Rubalcaba. Especulaciones, supongo.
Pero lo cierto es que me cuentan que Pedro Sánchez, viéndole las orejas a Bono, se acercó a Rubalcaba para que le echase una mano. Rubalcaba era único que podía poner sordina a tanta conspiración. Y Alfredo, desde su plácido retiro, pidió la cabeza de Tomás Gómez a cambio de auxilio. Y Pedro Sánchez, sin otra solución, se la entregó. La venganza siempre es un plato que se sirve frío y Rubalcaba de eso lo sabe todo.
No sé qué puede haber de verdad en toda esta teoría. Pero es creíble. Yo me la creo. Y la prueba es que, para contentar a Rubalcaba, Sánchez ha puesto en la gestora a Jaime Lissavetzky, que es amigo del que fuera Secretario General de los socialistas y vicepresidente de Zapatero.
Jaime no ha ganado nunca nada y se ha presentado a todo. Pero nunca se despeñó. Siempre tuvo la red de Rubalcaba para frenar su caída. Los amigos están para eso. Ahora ha pasado igual. Lisavetzky se había retirado pero ha vuelto, incomprensiblemente, a la gestora. Y no es precisamente por su talento político.
Pero bueno, lo interesante y lo más importante es analizar cómo afecta la caída de Tomás Gómez en el PSOE de Pozuelo de Alarcón.
Todo el mundo sabe que el PSOE de Pozuelo lleva en crisis varios años. O, tal vez, sería mejor decir que el portavoz del Grupo Municipal Socialista no se llevaba, desde hace tiempo, con la Secretaria General de la Agrupación Socialista. Y que, incluso, dentro del Grupo Municipal se llevaban mal entre ellos.
Pero las aguas se habían calmado bastante con la llegada de Ángel González Bascuñana, un hombre de consenso, a liderar la candidatura socialista a la alcaldía. Bascuñana es lo que se llamaba antiguamente el hombre bueno. Y lo es. Y, aunque David Cierco ya había tirado la toalla hacía tiempo, se refugió en su mundo. Gonzalo Pastor jugó a la carta más alta, la de Bascuñana. Y Eva Izquierdo, ganadora, pensó que era el momento de volver al Ayuntamiento. Caso cerrado.
Pero… En Pozuelo siempre hay un pero… Incluso, en la oposición. Y el caso se ha vuelto a abrir. Y a la disputa por el segundo puesto en la lista socialista que había vuelto a alterar las cosas, ya que está claro que será complicado que puedan sacar tres concejales, se une ahora un lío gordo en la Plaza de Callao. Un lío en el que Tomás Sánchez es cesado fulminantemente.
¿Y ahora qué va a pasar en Pozuelo?
Ahora, sólo Ángel González Bascuñana tiene garantizada la cosa. No creo que se carguen al elegido en Primarias… Sería otro escándalo. Pero Eva Izquierdo no lo tiene claro. Ella fue muy de Rafael Simancas, el nuevo hombre fuerte de PSM. Pero luego se pasó a Gómez. ¿Qué hará ahora que ha vuelto Simancas?
En política no pasa nada por cambiar una y mil veces de líderes. Como dice Tania Sánchez, las lealtades personales no existen en política. Pero, ojo, porque los resbalones se pagan siempre. Antes o después se pagan. En política ni se perdona ni se olvida. Le ha pasado a Tomás Gómez.
A David Cierco, por su parte, le trae sin cuidado lo que pase en Callao, en Ferraz o en Benigno Granizo. Hace meses que anda buscándose la vida fuera de la política escribiendo artículos sobre tecnología. Y hace bien. El no es político. Tampoco socialista. Podía estar en PSOE y en UPyD y en C‘s sin problemas. Pero ya le aburre la política.
Y a Gonzalo Pastor le harían un favor si, con estos cambios, alguien le dijera vente a Las Cortes de asesor. O a Ferraz. Pozuelo también le aburre. Y si peleaba por entrar en la lista de Pozuelo era y es por asegurarse un lugar al sol.
El problema está en que, con la caída de Tomás Gómez, Podemos ha abierto un nuevo banderín de enganche y al PSOE no le va quedar más remedio que refundarse, como dice Alberto Sotillos.
Ya veremos si, al final, el PSOE no termina intercambiado escaños con Podemos en las próximas elecciones. O con IU, quería decir, perdonen.
El Capitán Possuelo