Pozuelo de Alarcón, tradición
(01-10-14) En el siglo XIX, el lavadero de La Poza era un lugar muy importante en Pozuelo de Alarcón porque allí se conocían todas las noticias: los nacimientos, las muertes, las bodas… Todo se sabía allí porque todas las mujeres acudían a él a lavar, según la Asociación Cultural de La Poza.
Las primeras mujeres que tuvieron un sueldo eran las lavanderas profesionales que acudían a trabajar a él. A una fuente de cuatro caños que había delante iban los vecinos a por agua para sus casas. Y, a menos de 100 metros, estaba el abrevadero donde los animales saciaban su sed.
El lavadero era de granito, de cinco metros de ancho por 30 de largo y la pilastra estaba dividida en dos partes. Cuando las mujeres terminaban de lavar se acercaban al caño gordo para aclarar la ropa.
El agua alcanzaba al lavadero gracias a un sistema denominado ‘Viaje del Agua’, que en el caso de Pozuelo lo conformaba una galería de 650 metros de longitud, con tres pozos de ventilación, para la captación de aguas subterráneas.
En los años 50 del pasado siglo, las mujeres paulatinamente dejaron de bajar al lavadero. En la actualidad uno de los proyectos de la Asociación Cultural de la Poza es rehabilitarlo y, de este modo, recuperar una de las señas de identidad de los pozueleros.
Según María Esperanza Morón, Cronista de la Villa, es muy probable que a La Poza se refirieran las Relaciones Histórico Geográficas de los Pueblos de España que Felipe II mandó realizar allá por 1575 que hablaban de “una fuente de mucho agua”. De lo que no hay duda es del enorme tributo que Pozuelo tiene que rendir a sus fuentes y especialmente a La Poza.