El Gürtel se acaba con tres implicados en Pozuelo de Alarcón
(30-07-14) Después de cinco largos años de instrucción, la llamada trama Gürtell, que tanto juego político le ha dado a la izquierda, se acaba. Por lo menos, en lo que se refiere a Pozuelo de Alarcón, que no es poca cosa para este pueblo. Un pueblo que ha sufrido una malsana fama por culpa de un alcalde epicúreo y dos concejales afanosos.
Hay cientos de pueblos en España en los que su alcalde y/o algún concejal fueron unos sinvergüenzas pero ninguno ha sido tan castigado por ello como se ha castigado a Pozuelo. Creo que había demasiada gente que quería castigar la calidad de vida de un pueblo ejemplar e hizo todo lo posible por lograrlo. Envidia cochina. Para muchos, Pozuelo era un pueblo corrupto porque un vividor y sus dos acólitos insaciables eran presuntamente corruptos. ¡Qué se habrá creído Pozuelo que es. El alcalde ya lo era como senador y lo siguió siendo como alcalde. La cabra siempre tira al monte. Extrañamente, en la degeneración del lenguaje, se culpó al pueblo y al PP cuando corruptos solo pueden ser las personas, nunca los pueblos ni los partidos políticos. La corrupción solo es inherente a los seres humanos. Una deriva de la palabra, por cierto, que ha traído muchos problemas a esta España.
Ahora, insisto, más de cinco años después de que apareciese aquella trama Gürtell, el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, que ya le vale, ha firmado el auto de procesamiento contra 45 imputados, entre los que se encuentra el ex alcalde de Pozuelo de Alarcón Jesús Sepúlveda y los concejales José Antonio Sáenz Jiménez y Roberto Fernández Rodríguez. Malhaya la hora. Tres personajes en busca de pasta y un pueblo entero pagando sus desmanes.
No voy a entrar en las cantidades que, presuntamente, se llevaron ni en los razonamientos del juez para implicarlos. Allá cada uno. Me da igual. Sólo quiero que se celebre el juicio cuanto antes y que se cumpla la ley. El que la haya hecho que la pague. En cualquier caso, se decida lo que se decida la Justicia ya será injusta. No se puede estar cinco años instruyendo una causa como se ha estado en este caso porque se rompe uno de los principios de la propia Justicia: la celeridad en su aplicación.
Al parecer, el Ayuntamiento de Pozuelo, en nota hecha pública, quiere personarse en el juicio, en calidad de perjudicado. Está bien. Está en su derecho y si cree que debe hacerlo, que lo haga. A mí me da igual. Qué más da. Lo importante es que se celebre cuanto antes y se acabe la pesadilla. Ya difícilmente se le podrá devolver a Pozuelo el prestigio perdido.
Nunca tan pocos le hicieron tanto daño a tantos.