Crónica, desde mi cama, de cuatro noches pozueleras insufribles
(21-07-14) Pasaron las Fiestas del Carmen. Esas incomprensibles, por antiguas y trasnochadas, fiestas del Barrio de La Estación de Pozuelo en las que el Ayuntamiento pone dinerito para que se diviertan unos cuantos pozueleros en detrimento de otros muchos.
Uno de mis vecinos asegura que se divierten unos 300 y las sufren unos 19.700. Creo que exagera. El caso es que, entre limonadas, merendolas y juegos infantiles, día a día, nos fuimos presentando en la noche. Y ahí venía lo bueno. Y hasta las tres de la mañana nada menos.
Como nuestro apreciado concejal de Fiestas don Pablo Gil vive en las Rozas y no debió de oír lo que sucedió en esas noches, le voy a hacer una somera crónica. Sin acritud. Sólo con la esperanza de que no vuelva a organizar las Fiestas del Carmen del año que viene.
Pero vayamos por partes, como decía Jack el Destripador. Perdónenme si, en mi comprensiva desorientación a causa del mal dormir, confundo el día o la noche de la actuación. No lo tengo claro. Pero tampoco hay que preocuparse demasiado. Eso también le pasaba a La Paloma de Alberti y ahí la tienen. Tampoco tengo muy clara las horas en que sucedieron los hechos. Sólo sé que todos fueron muy de noche. De hecho, podrían ser calificadas con los agravantes de nocturnidad y alevosía.
El espectáculo flamenco de Chaito y Juan Serrano tuvo de todo, según pude oír desde mi cama. Esta pareja de artistas lo mismo tocaban rumbas que sevillanas o se despachaban con un chachachá. Llegaron a tocar ‘Esperanza’, aquella muchacha que solo sabía bailar chachachá y que es una canción de Antonio Machín de los años 50 del siglo pasado. No sé en qué criterios basaban su repertorio. Tampoco sé qué hacía, por supuesto, un cuadro flamenco en Pozuelo.
Y mucho menos sé a quién se le ocurrió montar un concierto joven con dos grupos de Heavy Metal. Escucharlos fue homérico. Se lo tengo que contar a mi buen amigo ‘El Pirata’. No me creerá.
Por cierto, señor Pablogil, ¿de esta actuación se puede sacar, aparte de los pies fríos y la cabeza caliente, la conclusión de que a los jóvenes de Pozuelo les gusta el rock duro? Lo pregunto porque no lo sé. No suelo ver por el pueblo a muchos chicos con los símbolos y los distintivos de ese tipo de música.
Por el amor de Dios, ¿dónde tiene la cabeza este concejal? El caso es que los sufridores, en nuestras casas, gastamos las reservas de paracetamol.
Pero, ay amigo, eso no fue nada con lo sucedido el viernes noche. La orquesta JELMI fue lo máximo. Hacía años que no oía algo tan hortera. Dicen que ‘la calidad de vida de Pozuelo’ sufrió una merma importante entre los forasteros, pocos, que asistieron a la pachanga.
Pero los tíos de la orquesta se creían la pera limonera. Se atrevieron, incluso, con ‘We Will Rock You’ de los Queen, algo que debería estar prohibido por ley. O al menos por una ordenanza municipal. No se puede mancillar un himno. Ya no hay seriedad…
Pero eso no fue todo. Cuando ya no sabían qué hacer o tocar (vamos, Pozueloooooooo), esperando que llegasen las tres de la madrugada, se despidieron tocando un inacabable ‘Himno a la Alegría’. Toma Europa. Que no nos falte de nada. Por si entre los escasos asistentes había algún europeísta que no se fuese de vacío.
Y el sábado, Discoteca Móvil. Fin de fiesta. Menos mal que la noche estaba fría y se oyó poco. Creo que cerraron antes de tiempo. En cualquier caso, señor Pablogil, Pozuelo no es lugar para una Discoteca Móvil. Eso es para pueblos pequeños a los que nadie quiere ir a actuar y de Ayuntamientos arruinados y catetos. Otro desastre, en fin.
Le diré una cosa, si estas fiestas se hubiesen celebrado en mayo, cerca de las elecciones municipales, estoy por asegurar que le costarían al PP la mayoría absoluta. Qué desatino…
En cualquier caso, señor Gil, le dedico el tema que quisieron versionar los de la orquesta JELMI con todo el morro del mundo…