Las inversiones son mejores cuando no se improvisan
(28-04-14) Lo he dicho varias veces. La labor de la señora Adrados y su equipo de Gobierno ha sido loable en la primera parte de la legislatura. Cosa que no era nada fácil tras los años del Olvidable. Bajó la tensión política (incluso, entre los propios concejales del PP), se dedicó a administrar Pozuelo como si fuese su casa y frunció el ceño. Ni una risa más. Fue suficiente. Pozuelo recuperó la calma y las cuentas empezaron a salir. Las cosas bien hechas bien parecen.
Pero también he dicho varias veces que eso no basta en un pueblo tan importante como éste. Si su labor en la primera parte de la legislatura fue muy buena, en la segunda aparentaba carecer de ideas. Ya estaba resuelto el problema gordo de Pozuelo pero ¿y ahora qué hacemos?
Y la señora Adrados no encontraba la puerta de salida de esa filosofía política del ahorro. Y no se puede estar ahorrando una legislatura entera porque ello lleva, irremisiblemente, a la derrota. Ni siquiera Rajoy lo está haciendo ya. Pero la Alcaldesa de Pozuelo no acababa de arrancarse. Daba superávit pero no quería o no sabía en qué gastar lo ahorrado. Únicamente pensaba en rebajar impuestos. Curiosa medida si pensamos que Pozuelo es un pueblo en el que a la inmensa mayoría de sus vecinos les da igual.
Ahora, en cambio, parece que sí. Alguien o algo la han convencido para que baje del guindo. Hay que invertir. Y en el pasado Pleno del Ayuntamiento se aprobó un paquete de inversiones por valor de 3.150.373 euros. Lo que no está nada mal. Una inversión que se va a llevar a cabo, al parecer, con parte de los superávit habidos estos años. Y a mí me parece muy bien.
La lista de lugares en los que invertir esta pasta no es ni buena ni mala sino todo lo contrario. Porque, sin ánimo de molestar, parece casi elegida a voleo. Aunque lo peor es que huele a improvisación. Incluso, a improvisación contradictoria. Porque en ella se incluye el dichoso césped del campo de hockey del Valle de las Cañas que ya había sido aprobado, extrañamente, en pleno. Puff.
No digo que no haya que hacer todas esas cosas que dice la lista que hay que hacer. Pero la manita de pintura de los colegios, por ejemplo, se podía haber metido dentro de los presupuestos generales. Los presupuestos de inversión extraordinarios como éste son para cosas extraordinarias.
En fin, que todo parece un ‘aquí te pillo, aquí te mato, para salir del paso, y no había ninguna necesidad. Todo, insisto, parece improvisado. Y las inversiones son mejores cuando no se improvisan.